
En 2013, por culpa de un incidente laboral, Xiao Wei su brazo derecho quedó destrozado en circunstancias terribles. Los médicos, para evitar que la pérdida total de la extremidad, realizaron algo increíble: injertar la mano en el tobillo.
Injertar una mano en el tobillo

En el momento del accidente, Wei quedó inmovilizado, y fue un compañero quien, con rapidez, desconectó la maquinaria y lo llevó de urgencia al hospital.
Sin embargo, en el hospital local de Changde, los médicos se enfrentaron a una situación que requería experiencia adicional, por lo que tomaron la decisión de trasladar a Wei al hospital regional de la provincia de Hunan.
En este nuevo entorno, los expertos sabían que el tiempo era un recurso escaso, especialmente en accidentes de esta envergadura. La clave era mantener un suministro de sangre constante para la mano de Wei mientras se abocaban a la compleja tarea de reconstruir su brazo, que había quedado aplastado.
Sorprendentemente, decidieron utilizar su tobillo izquierdo como un lugar temporal para el injerto. Las arterias de su pierna ofrecían las condiciones ideales para mantener con vida la mano de Wei mientras avanzaban en su tratamiento.
Un mes después, los cirujanos lograron retirar la mano del tobillo y la reimplantaron en su brazo. Sin embargo, este hito no marca el fin del proceso para Wei, ya que los médicos le informaron que aún debía someterse a varias cirugías antes de recuperar completamente la funcionalidad de su mano.
La gravedad de la lesión de Wei se evidencia en el hecho de que su brazo había quedado no solo aplastado, sino también con raspaduras considerables contra engranajes. Esto implicó que, antes de la cirugía de reimplante, los médicos tuvieron que realizar una minuciosa limpieza y tratamiento de las lesiones.
Reimplantación de extremidades

Aunque este tipo de procedimiento es poco común, el doctor Cairian Healy, del Colegio Real de Cirujanos en Inglaterra, destacó que no es inconcebible, especialmente en China, donde existe una amplia experiencia en microcirugía. El concepto de salvar una parte del cuerpo amputada mediante el injerto en otra ubicación con suministro de sangre es ampliamente reconocido en el ámbito médico.
Sin embargo, Healy reconoció que el tobillo es una zona inusual para realizar un injerto, ya que generalmente los cirujanos optan por áreas como las axilas debido a un mejor suministro sanguíneo.
El especialista explicó que existen múltiples razones por las cuales los cirujanos pueden no reimplantar inmediatamente una extremidad amputada en su ubicación original, como la falta de condiciones adecuadas o la necesidad de que el paciente esté lo suficientemente fuerte para una cirugía que, en algunos casos, puede tomar entre 8 y 15 horas.
En situaciones como esta, la prioridad siempre es mantener con vida la extremidad amputada. Healy señaló que son pocos los cirujanos que considerarían el reimplante después de varias horas, ya que el tejido interno puede deteriorarse. Sin embargo, un factor crucial es mantener el tejido amputado en un recipiente con hielo inmediatamente después de la lesión, lo que puede prolongar su viabilidad antes de que comience a morir.
Lamentablemente, no todos los intentos de reimplante tienen éxito, y algunos pacientes, debido a efectos secundarios como el dolor y la rigidez, pueden optar por la amputación en una etapa posterior si no están satisfechos con el resultado final.