Guerra del Emú: cuando Australia luchó contra las aves

¿Te imaginas que tu país tenga una guerra contra unas aves, y pierda? Pues, por surrealista que parezca, eso sucedió en Australia. La Guerra del Emú, un suceso que quedó en los libros de historia de la nación.

Este evento ocurrió entre el 2 de noviembre y el 10 de diciembre de 1932. Todo empezó cuando dichas aves no voladoras y de 37 kg en promedio, estaban causando grandes destrozos en Campion, un distrito de Australia Occidental. Su desarrollo es, sencillamente… «Sorprendente».

La Gran Guerra del Emú

Guerra del Emú: cuando Australia perdió contra las aves

Se cree que unos 20.000 emúes descubrieron las tierras recién cultivadas en Campion y decidieron que se establecerían en la zona. Usaron el lugar para reproducirse y tener acceso a comida y agua fácil. Básicamente, era el paraíso para ellos.

El problema es que los granjeros estaban perdiendo la cabeza al ver sus cosechas de trigo destruidas. Y es que las aves no solo devoraban el trigo completamente, también dañaban las vallas, permitiendo el paso de los conejos, otra plaga invasora y destructiva.

Los granjeros vieron su terreno totalmente invadido, y si a eso le sumaban el precio del trigo, que seguía cayendo por La Gran Depresión, la desesperación era comprensible. Llegaron a un punto donde pidieron ayuda al ejército… dando inicio a la Guerra del Emú.

Para agregar un poco más de contexto, cabe aclarar que los emúes, hasta 1922, eran una especie protegida, pero eso cambió radicalmente. Primero, los granjeros, en su mayoría exmilitares, comenzaron a disparar a las aves, sin éxito.

En un solo día, consiguieron acabar, tan solo, con doce emúes, mientras ellos se multiplicaban por decenas. Por ello, decidieron acudir al Ministerio de Defensa australiano y a Sir George Pearce, jefe del ministerio para la época. Pearce, viendo la emergencia que se avecinaba, decidió enviar a un ejército armado con metralletas Lewis para acabar de una vez por todas con los emúes. Dando inicio a la Guerra del Emú.

La ofensiva contra los emúes

Guerra del Emú: cuando Australia perdió contra las aves

Las tropas se desplegaron rápidamente, tomando zonas estratégicas donde habitaban los emúes. Después de todo, con 10.000 reservas de munición era imposible fallar, ¿verdad? Pues sí, sí que era posible.

Los emúes eran un blanco ridículamente rápido, al que era muy difícil acertar y si, por milagro le daban a uno, las balas no hacían que disminuyeran la velocidad. La ventaja de las aves era tal, que G. P. W. Meredith, miembro del séptimo batallón de infantería de la Royal Australian Artillery, comandante de operaciones, declaró:

«Si tuviéramos una división militar con la capacidad de carga de balas de estas aves, se enfrentaría a cualquier ejército del mundo… Pueden enfrentar ametralladoras con la invulnerabilidad de los tanques».

El ejército consiguió derribar a un centenar de aves, pero la población de emúes era cada vez mayor. Sencillamente, no podían seguir el ritmo de las aves, ni con estrategia o emboscadas planificadas. Incluso usaron vehículos armados con metralletas, pero seguían siendo derrotados en la Guerra del Emú.

Comienza la retirada

Guerra del Emú: cuando Australia perdió contra las aves

El ornitólogo Dominic Serventi denunció la operación como «un intento de destrucción masiva de emúes». Y describió la Guerra del Emú de la siguiente forma:

«Evidentemente, el comando de Emú había ordenado tácticas de guerrilla, y su difícil ejército pronto se dividió en innumerables unidades pequeñas que hicieron que el uso del equipo militar fuera poco efectivo. Por lo tanto, una fuerza de campo abatida se retiró del área de combate después de aproximadamente un mes».

Después de la retirada, el ejército volvió al campo de batalla el 13 de noviembre y, durante las siguientes 3 semanas, el mayor Meredith afirmó la baja de 986 emúes y 9.860 municiones gastadas. Exactamente, se necesitaron 10 rondas por muerte confirmada. Otros 2.500 emúes heridos fallecieron posteriormente.

Por otro lado, el intento de exterminio de emúes recibió gran cobertura mediática, lo que provocó una ola de simpatía con las aves. La presión social provocó un impacto negativo que obligó al gobierno a retirar a las tropas y dar fin a la Guerra del Emú. El ejército, una vez más, salió derrotado, pero esta vez de forma definitiva.

Afortunadamente, los emúes volvieron a ser una especie protegida de la legislación federal para proteger la biodiversidad en 1999. A pesar de los grandes intentos por exterminarlos, siguen siendo abundantes en Australia y ahora se emplean grandes muros para mantenerlos fuera de los cultivos. Al final, tampoco era tan complicado ganarles.


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