En nuestra mente, el fin de la humanidad propiciará un escenario de destrucción y caos por todas partes. Seguramente será por una guerra nuclear o por un desastre natural de dimensiones apocalípticas. Sin embargo, es posible que nuestro final sea diferente… y mucho más horripilante. Así lo demostró el aterrador experimento “Universo 25”.
Este estudio se realizó entre 1954 y 1972 gracias a John B. Calhoun, un etólogo e investigador del comportamiento estadounidense. Fue él quien afirmó los sombríos efectos de la sobrepoblación en roedores y cómo esto era un reflejo de lo que sucedería a la raza humana.
¿Universo 25: El fin de la raza humana?

Cuando trabajaba en el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), Calhoun creó una Utopía de Ratones con el fin de realizar un experimento. Tenían agua y comida ilimitada, terreno suficiente para recrearse y zonas de anidación privadas. Sin embargo, rápidamente todo se volvió un caos, provocando que la población disminuyera drásticamente y generando comportamientos perturbadores y patológicos en los roedores. ¿Qué sucedió?
Calhoun estuvo años perfeccionando sus métodos y repitió el experimento 25 veces, de ahí deriva su nombre “Universo 25”. En cada ocasión, tenía resultados idénticos.
Los hábitats se diseñaban simples pero efectivos: un rectángulo de 3×4 metros, dividido en cuatro secciones iguales por cercas eléctricas. Cada sección era equipada de manera idéntica con un dispensador de comida, agua y áreas de anidación.
En su experimento final, el espacio tenía capacidad para albergar 3.840 ratones, pero la población solo alcanzó 2.200 y comenzó a disminuir desde ese punto, a la vez que exhibían comportamientos anormales y destructivos.
Los resultados mostraron lo que Calhoun llamó “el sumidero del comportamiento”; un aumento de actividades patológicas debido al estrés involucrado en una alta población.
Los machos dominantes atacaron a otros miembros, incluyendo bebés, y las hembras dejaron de construir nidos y de criar a las crías. Esto provocó que la tasa de mortalidad infantil superara el 90%.

Sin importar la escala de los experimentos, siempre ocurrían los mismos eventos:
- Los ratones se reproducían en grandes cantidades.
- Eventualmente, se generaba una estabilización.
- Los roedores desarrollaban comportamientos hostiles y antisociales.
- Finalmente, la población disminuía hasta la extinción.
Para Calhoun, la fase de muerte consistía en dos etapas: La primera, caracterizada por la pérdida de un propósito de vida más allá de la mera existencia. Esto incluía la pérdida del deseo de aparearse, criar jóvenes o establecer roles en la sociedad. La segunda etapa era el fin literal de la forma de vida y la extinción del Universo 25.
En el último experimento, antes de que todos los individuos fallecieran, tomaron una pareja de machos y una de hembras y las dejaron reproducirse, pero su comportamiento estaba demasiado alterado, por lo que ninguna cría sobrevivió.
¿Un reflejo de la humanidad?

Aunque el experimento “Universo 25” fue altamente controvertido, la teoría de Calhoun generó preocupación, ya que podría servir como una metáfora del destino de la humanidad. Y es que el parecido de los comportamientos es aterrador.
«Los humanos vemos relaciones familiares cada vez más deficientes, la falta de cuidado, la completa alienación, la falta de participación colectiva es tan grande que permite a las personas presenciar un asesinato prolongado, y ni siquiera llamarían a la policía.»
Así lo describió Carl Rogers en el libro “Algunos problemas sociales que me preocupan”.
Para que la sociedad no caiga en el sumidero del comportamiento, Calhoun dedicó parte de su carrera posterior a explorar distintas maneras de avance humano. Creía que el diseño de las ciudades era parcialmente responsable de las formas en las que los habitantes interactúan entre sí. Era necesario una mejor planificación de ciudades.
También formó un equipo académico llamado “Space Cadets”, cuyo propósito era promover la idea de que los humanos se establecieran en otros planetas. Curiosamente, en la actualidad, esa idea es compartida por muchos otros especialistas.
Más de seis décadas han pasado desde el experimento “Universo 25”, sin embargo, las preguntas sobre el colapso de la utopía siguen presentes. En última instancia, podemos alegrarnos de no ser ratones, tener raciocinio, ciencia, tecnología y medicina… pero el comportamiento colectivo e individual humano suele ser muy destructivo…