Phineas Gage ¿Cómo sobrevivió a una barra de acero que le atravesó y destruyó el lóbulo frontal?

Si conseguimos sobrevivir a una barra de metal de más de un metro que nos atraviese el cráneo, es normal que se siga hablando de nosotros 150 años después. Eso fue lo que le sucedió a Phineas Gage.

En 1848, Gage, de 25 años, sufrió un accidente donde una explosión le incrustó una barra en la cabeza. Sorprendentemente, sus funciones vitales quedaron casi intactas, convirtiéndose en uno de los casos más famosos de la neurociencia.

El accidente de Phineas Gage

Phineas Gage ¿Cómo sobrevivió a una barra de acero que le atravesó y destruyó el lóbulo frontal?
Retrato de Phineas Gage. Crédito: Dominio Público/Wikimedia Commons.

Gage se encontraba preparando un agujero, donde colocaría explosivos. Por desgracia, golpeó accidentalmente una roca, lo que generó una chispa que encendió la dinamita.

Como consecuencia, una barra de hierro de 1.25 metros, salió disparada hasta su cabeza, atravesando su cráneo y provocando graves daños en el cerebro. La varilla entró por su mejilla izquierda y salió por la parte superior de la frente, quedando incrustada.

Hay que destacar que, antes del accidente, Phineas Gage era una persona responsable y laboriosa. Pero después del desafortunado suceso, se volvió impulsivo e imprudente ¿Por qué?

Porque la barra destrozó el lóbulo frontal de su cerebro, relacionado con características que nos diferencian del resto de animales, como dirigir conductas hacia un fin, la planificación, la motivación y la atención. También interfiere en gran medida con el resto de funciones cerebrales, por lo tanto, el daño en esa zona, cambia totalmente la personalidad del afectado.

Así, Phineas Gage, después del accidente, no volvió a ser el mismo. Su médico declaró:

«El equilibrio entre su facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido».

Y es que Gage sufrió cambios notorios en su personalidad, volviéndose caprichoso, brusco e infantil. También perdió la estabilidad emocional, dejándose llevar por la emoción del momento. Tampoco pensaba en el futuro, gastándose el dinero en algún capricho, sin preocuparse en las consecuencias. Otro cambio notable fue su inestabilidad, podía sufrir arrebatos de ira sorpresivos y también perdió todo rastro de empatía.

Así, su vida después del accidente fue un sube y baja. Se supo que tuvo trabajos que no mantuvo por mucho tiempo, que vivió en Chile y que allí trabajó como conductor de carro de caballos. En 1861, 12 años después del accidente, comenzó a sufrir convulsiones que, finalmente, acabaron con su vida.

Un caso impactante para la ciencia

Phineas Gage ¿Cómo sobrevivió a una barra de acero que le atravesó y destruyó el lóbulo frontal?
Recreación 3D del cráneo de Gage. Crédito: Escuela Médica de Harvard.

Durante décadas, los científicos han estudiado y debatido el caso de Phineas Gage, debido a la localización del daño cerebral y sus efectos. Sin embargo, en 2012, una investigación de la Universidad de California, tuvo acceso a imágenes cerebrales por tomografía que, supuestamente, se habían extraviado hace una década.

Gracias a ellas, reconstruyeron los daños causados por el accidente en 3D. Según explicaron a la revista PLoS One, lo que encontraron es que el 4% de la corteza cerebral fue seccionada, y que más del 10% de la sustancia blanca del cerebro resultó dañada.

La sustancia blanca se conforma de fibras que se encargan de conectar unas regiones cerebrales con otras, esto es lo que nos permite razonar y recordar, y el hecho de que gran parte de ese «cableado neuronal» desapareciera, podría explicar por qué el comportamiento de Phineas Gage cambió drásticamente.

En el caso de Gage, la zona de materia blanca perdida, es la que conectaba su corteza frontal izquierda con el resto del cerebro. Pero los expertos siguen estudiándolo, de hecho, su cráneo se encuentra conservado en la Escuela Médica de Harvard.

Este tipo de sucesos ayudan a los investigadores a cartografiar el cerebro y a comprender cómo está ligado el «mapa neuronal» a las distintas funciones que desempeña nuestro mayor órgano. Sin duda, un caso que quedará para la historia.


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