¿Alguna vez viste la película «Cómo perros y gatos»? Ahí, los perros tienen una agencia canina y deben impedir un complot orquestado por un gato malvado, tienen artilugios de espías y demás. Pues ¿Y si te dijera que no todo es tan ficticio y que la CIA hizo algo similar? La «Operación Gatito Acústico».
Así fue como la agencia de inteligencia estadounidense, intentó usar gatos espías contra los soviéticos durante la Guerra Fría ¿El resultado? Pues, es más curioso de lo que imaginas.
La curiosa Operación Gatito Acústico

Todos sabemos el objetivo de la CIA. Lo cierto es que, muchas cosas que vemos en las películas sobre esta agencia, son ciertas y no dejan de ser sorprendentes.
Uno de estos casos fue, sin duda alguna, la llamada «Acoustic Kitty Mission», u Operación Gatito Acústico. Esto fue un proyecto de espionaje real, aunque suene como una especie de broma.
La misión tenía como objetivo entrenar gatos para convertirlos en espías, aprovechando que nadie sospecharía de esta mascota en lugares donde se guardan secretos de estado. Sin embargo, todo parece indicar que no funcionó como se creía.
La idea nacería en Asia, donde los agentes norteamericanos se dieron cuenta que nadie reparaba en la presencia de los gatos durante reuniones secretas. Así, alguien pensó que no sería una locura insertar en los gatos, dispositivos electrónicos, con la finalidad de espiar.
Hay que resaltar que la idea se empleó 1960, durante la Guerra Fría, donde la tecnología de espionaje no estaba tan desarrollada. Básicamente, los «dispositivos» consistían en insertar antenas, cables, micrófonos, transmisores y baterías en los gatos espías. Parecía mucho para pasar desapercibido en el cuerpo de un gatito, especialmente para que esto no afectara la vida del pobre animal.
Durante las pruebas, comprobaron que los gatos no eran buenos conductores, así que optaron por colocar los micrófonos en las orejas y conectarlos con un cable fino que también hacía de antena. Este iba disimulado entre el pelo del animal. La batería si tenía que insertarse quirúrgicamente bajo la piel del gato.
Obviamente, la CIA realizó la Operación Gatito Acústico en total secreto, ya que, de hacerlo público, nadie aceptaría que trataran a un gato de esa forma.
Problemas de entrenamiento

Ya se había demostrado que los gatos podían ser equipados con el equipo necesario, pero aún había un detalle: que los felinos obedecieran. Aquí fue donde la Operación Gatito Acústico se enfrentó a su más grande rival; los gatos eran independientes, acostumbrados a hacer lo que quieren, cuando quieren.
En la CIA probaron de todo. Con hambre, dándole premios cuando hacían las cosas correctamente, pero los gatos espías seguían sin hacerles casos. Aunque se cree que lo que terminó de sepultar la operación, fue su primera y última misión:
Se llevó a un gatito equipado hasta la embajada soviética en Washington, con la misión de escuchar a escondidas la conversación de dos hombres sospechosos ubicados al frente de la embajada.
Se cree que, para esta operación, se invirtieron 20 millones de dólares, entre el equipo y el pago a los veterinarios que instalaron todo sin que el animal sufriera daños. Sin embargo, todo se vino abajo cuando el minino no obedeció órdenes y se marchó del lugar. Esto provocó que, en 1967, el proyecto se cancelara por completo.
Parece una historia de una película de comedia, o incluso una broma, pero la Operación Gatito Acústico, fue real. Como sea, parece que, ni una de las agencias de inteligencias más poderosas del planeta, puede dominar el carácter de los gatos.