Investigadora crea baldosas super resistentes utilizando prendas usadas.

Veena Sahajwalla, de la Universidad de Nueva Gales del Sur(Australia), es una investigadora que suele convertir toneladas de ropa desechada en baldosas ultra resistentes.

Las prendas usadas y que suelen convertirse en desechos, son convertidas por ella y su equipo en materiales de construcción, de esta forma se evita el que terminen en vertederos u océanos.
Para lograr el objetivo se utiliza un método consistente en la trituración de las prendas de vestir desechadas, y convertirlas en baldosas sólidas para recubrir suelos y paredes.

Actualmente, alrededor de 10 millones de toneladas de prendas de vestir son desechadas anualmente tan solo en Estados Unidos, a medida que se van deteriorando/descomponiendo los materiales de fabricación suelen desprender sustancias que contaminan el medio ambiente.

Con el objetivo de poder crear novedosos materiales de construcción, Sahajwalla y su grupo reunieron prendas de vestir a través de donaciones.
Después de haber eliminado de forma manual cierres, broches y otras piezas resistentes, colocaron la mezcla extra de algodón, poliéster, nylon y diferentes texturas en una trituradora de grano fino.
El vellón que obtuvieron lo trataron con un compuesto para ayudar a que las distintas fibras se mantuvieran unidas, al lograr la adhesión requerida lo “empaquetaron” bajo calor para dar forma a baldosas más resistentes que las comunes.

El equipo menciona que estos materiales pueden tener una chapa de madera o un acabado de estilo cerámico y se han sometido a pruebas de laboratorio para garantizar su resistencia al fuego y al agua, así como su flexibilidad y capacidad acústica y de carga. Sólo se requiere que se obtenga una evaluación reglamentaria formal.
En la actualidad, el grupo está fabricando actualmente una pequeña planta de producción en el sótano de su universidad para comenzar la comercialización oficial de su novedoso producto.

Shajwalla afirma que:
“Podría decirse que los consumidores y la industria de la moda tienen mucho que responder, dado que la ropa es ahora uno de los mayores flujos de residuos de los consumidores, con 92 millones de toneladas que se estima que se tiran al año en todo el mundo. La industria textil y de la confección es el segundo sector más contaminante del mundo, con un 10% del total de las emisiones de carbono”.

La investigadora sostiene que los esfuerzos para reducir la producción de residuos de la industria son muy importantes, dado que nuestra tasa de crecimiento demográfico es cada vez mayor, de esta forma es necesario preservar y reutilizar los recursos de la tierra en lugar de depositarlos en vertederos o incinerarlos.

“En lugar de exportar nuestra basura al extranjero y crear más vertederos, la tecnología de las microfábricas ecológicas tiene el potencial de permitir la creación a pequeña y gran escala de nuevos productos manufacturados”, finalizó.

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