
Hace 35 años, los bañistas de la playa de Harlech, Gywnedd, en el Reino Unido, fueron sorprendidos por un inhabitual y asombroso visitante: una tortuga laúd. ¿Por qué decimos que era asombroso? Porque se convirtió en la espécimen más grande jamás visto, pesando casi una tonelada.
La tortuga laúd más grande

Esta colosal tortuga tenía un caparazón que medía 2.81 metros de largo, y la distancia entre sus aletas delanteras alcanzaba los 2.77 metros. Con un peso de 914 kilogramos, equivalía al peso de dos pianos de cola.
A diferencia de la mayoría de las especies, la tortuga laúd pasa la mayor parte de su tiempo en el mar abierto, alimentándose principalmente de medusas, lo que hace que sea extremadamente raro encontrarlas en las playas. Especialmente notable es su capacidad para sumergirse hasta 1,200 metros de profundidad. Esta característica fue descubierta gracias a un equipo de seguimiento que se instaló en las costas de las Islas Vírgenes de Estados Unidos por el investigador Scott Eckert en 1987.
El 16 de febrero de 1990, este ejemplar, considerada la más grande jamás vista, pasó a formar parte de la exposición del Museo Nacional de Gales en Cardiff.
La especie más colosal conocida

A pesar de que esta tortuga era un animal de proporciones impresionantes, no es la más grande ni la más pesada registrada en la historia, especialmente si se considera el registro fósil. La Archelon ischyros, que vivió hace unos 70 u 80 millones de años durante el Cretácico tardío en las aguas que actualmente rodean Norteamérica, ostenta ese título.
Según los hallazgos fósiles, esta criatura gigante podía medir más de 4 metros de largo y 4.9 metros de ancho de aleta a aleta, con un peso estimado de al menos 2,200 kilogramos, el doble del peso de la tortuga laúd. Además, en lugar de tener un caparazón sólido, la Archelon tenía un armazón óseo formado por las costillas y la columna vertebral.
Si te preguntas si las tortugas de agua dulce pueden alcanzar tales dimensiones, la respuesta es no. La tortuga de caparazón blando de Shanghái, la R. swinhoei, es la más grande de su especie, midiendo alrededor de un metro de largo y 0.7 metros de ancho. Hasta ahora, el ejemplar más pesado registrado de esta especie alcanzó solo los 250 kilogramos.
La imagen típica que tenemos de las tortugas es la de animales tiernos y pequeños, incluso mascotas. Ahora que conoces las dimensiones que pueden alcanzar algunas especies, ¿sigues pensando lo mismo?