Bigfoot, la escurridiza criatura que ha fascinado a las personas durante décadas, ha sido objeto de innumerables avistamientos y afirmaciones. Con la ayuda de tecnología avanzada e investigación científica, algunas de estas afirmaciones han sido puestas a prueba, proporcionando nuevos conocimientos sobre la realidad detrás de la leyenda.
La película de Patterson-Gimlin es quizás la filmación más famosa de Bigfoot. Capturada en 1967, la película muestra una figura peluda caminando por el Bosque Nacional de Six Rivers. Aunque la comunidad científica en gran medida desestima el metraje como un engaño, sigue siendo popular entre los entusiastas de Bigfoot.
Las imágenes fueron estabilizadas utilizando inteligencia artificial, lo que las hizo mucho más claras y fáciles de analizar. Cliff Crook, un investigador y creyente en Sasquatch, afirmó en 1999 haber encontrado un cierre en la cintura de la criatura, sugiriendo que la figura era en realidad una persona disfrazada. Sin embargo, esta afirmación sigue siendo controvertida, ya que algunos expertos argumentan que la calidad de la imagen es insuficiente para llegar a tales conclusiones.

Además de analizar la película de Patterson-Gimlin, los científicos han realizado análisis de ADN en muestras que se dice que provienen de Bigfoot. Un estudio publicado en las Actas de la Royal Society B analizó 30 muestras de cabello atribuidas a “primates anómalos”. Los resultados mostraron que todas las muestras eran de especies conocidas, como osos, perros y otros animales. Bryan Sykes, de la Universidad de Oxford, lideró el equipo de investigadores, que compararon las secuencias de ADN de las muestras con datos existentes en GenBank. Encontraron un 100% de coincidencia para cada muestra, desacreditando la idea de que los pelos eran de una especie desconocida de primate.
A pesar de estos hallazgos, algunos aún mantienen la creencia en Bigfoot. El antropólogo de la Universidad Estatal de Washington, Grover Krantz, argumenta que la forma en que la figura en la película de Patterson-Gimlin camina es algo que no puede ser replicado fácilmente por una persona con un traje. Mientras que el metraje estabilizado con IA y el análisis de ADN desafían la existencia de Bigfoot, la fascinación por la criatura y la búsqueda de la verdad detrás de la leyenda continúan.
En un caso interesante, dos muestras de “yeti” del Himalaya, recolectadas en Ladakh, India y Bután, resultaron ser de un oso misterioso cuya afinidad genética más cercana es la de un oso polar antiguo, basándose en el ADN de un Ursus maritimus del Paleolítico que vivió hace 40,000 años. Los investigadores sospechan que estos pelos provienen de especies de osos no reconocidas, variantes de color de osos polares, o tal vez un híbrido de oso polar y oso pardo, aunque no pueden saberlo con certeza sin datos de secuencias genómicas.
La búsqueda del Bigfoot ha sido un tema intrigante y, en cierta medida, ha llevado a descubrimientos importantes en otros campos, como la genética y la zoología. La colaboración entre entusiastas y científicos ha generado un mayor interés en el estudio de la vida silvestre y ha alentado a más personas a explorar y comprender el mundo natural que les rodea.
A pesar de la falta de pruebas sólidas que respalden la existencia de Bigfoot, la criatura sigue siendo un ícono cultural y un misterio que muchos desean resolver. Las investigaciones y el análisis continuo de posibles pruebas, como imágenes y muestras, mantendrán vivo el interés en Bigfoot y, en última instancia, podrían conducir a un mayor conocimiento sobre la vida silvestre y nuestro entorno.