
Los esfuerzos globales para combatir el cambio climático a través de la reforestación masiva se enfrentan a un obstáculo considerable: una escasez crítica de plántulas. Este desafío, aunque menos conocido, amenaza la viabilidad de los planes para plantar miles de millones de árboles en todo el mundo.
La reforestación es una de las estrategias más prometedoras para mitigar los efectos del cambio climático. Los árboles, como sabemos, absorben dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, y lo convierten en oxígeno. Por lo tanto, plantar árboles a gran escala tiene el potencial de capturar enormes cantidades de CO2 de la atmósfera y reducir significativamente nuestra huella de carbono.

Sin embargo, la escasez de plántulas amenaza seriamente estos esfuerzos. Los viveros de todo el mundo simplemente no están produciendo suficientes plántulas para satisfacer la demanda de estos proyectos de reforestación a gran escala. Este desequilibrio entre la oferta y la demanda podría limitar la capacidad de los países para cumplir con sus objetivos de reforestación y, en última instancia, sus compromisos para combatir el cambio climático.
“Los árboles son esta increíble solución natural para muchos de nuestros desafíos, incluido el cambio climático. Necesitamos plantar urgentemente muchos millones de ellos. Pero lo que este documento señala es que estamos lamentablemente desatendidos por cualquier tipo de inventario de plántulas a escala regional o nacional para hacer el trabajo.”
Tony D’Amato, científico de la Universidad de Vermont.
Además, no se trata solo de la cantidad de plántulas, sino también de su calidad. Las plántulas de baja calidad pueden tener dificultades para sobrevivir y crecer, lo que reduce la efectividad de los esfuerzos de reforestación. Por lo tanto, es crucial que se invierta en la producción de plántulas de alta calidad para garantizar el éxito de estos proyectos.
Es evidente que se necesita un mayor enfoque en la producción de plántulas, tanto en términos de cantidad como de calidad. Los gobiernos, las organizaciones y las empresas deben trabajar juntos para aumentar la producción de plántulas y garantizar que sean de alta calidad. Esto podría implicar inversiones en tecnología y prácticas de vivero, así como en la formación de personal.
BioScience, biad049, https://doi.org/10.1093/biosci/biad049