En el pasado, se creía que cuando había una caída en la temperatura corporal, curiosas cápsulas llenas de nervios, descubiertas en 1850 y que se encuentran en los genitales, eran estimuladas. Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto Médico Howard Hughes, de Estados Unidos, comprobó en ratones, el papel que determinan estas extrañas estructuras, conocidas como corpúsculos de Krause, se refleja directamente en la excitación sexual.
Extrañas estructuras de nervios

Aunque aún no ha sido revisado por pares, los descubrimientos del estudio, sugieren que dichas capsulas llenas de nervios, no tienen nada que ver con la reacción al frío, sino que se encargan de transmitir vibraciones mecánicas y «toques ligeros» al sistema nervioso central.
Las estructuras se describieron por primera vez, por el anatomista alemán Wilhelm Krause, en el siglo XIX. El experto examinaba varios tejidos del cuerpo humano, encontrándolas dispersas, no solo en el glande y el clítoris, sino también en otros tejidos formados por piel y células mucosas, como los labios o la lengua.
Krause notó que los cuerpos llenos de nervios tenían dos tipos: uno que se asemeja a la estructura de copa o tallo en el riñón, que contenía nervios en sus «colas» de axón enrolladas. Y otro que era cilíndrico, con arreglos de axones más simples.
A pesar de que los detalles físicos de estos corpúsculos sensoriales son claros, ni Krause ni nadie pudieron confirmar que es lo que hacen realmente. Algunos sostenían que reaccionaban al frío, aunque la evidencia nunca se confirmó.
Ahora, al teñir secciones de tejido genital de ratones machos y hembras, los investigadores encontraron que hay cantidades similares de corpúsculos de Krause en el pene y el clítoris, aunque gracias al tamaño más grande del glande, los cuerpos estaban dispersos de una manera menos concentrada.
Las herramientas genéticas, también permitieron al equipo, finalmente, determinar con precisión a qué respondían los nervios dentro de las capsulas.
Implicaciones en la excitación

Técnicamente, las neuronas dentro de dichas estructuras en los ratones, exhibieron umbrales mecánicos bajos y una rápida adaptación, bloqueo de fase de ciclos de hasta 120 hercios.
Básicamente, es gracias a ellas, que algunos estímulos se sienten tan placenteros. En cuanto al papel especulativo del corpúsculo en la detección de climas fríos, el estudio no encontró signos de actividad en respuesta a cambios drásticos de temperatura.
Si nos basamos solo en dichos resultados, no es injusto imaginar que los corpúsculos de Krause sean fundamentales en la gratificación sexual en mamíferos. Estimular las estructuras en ratones y machos, con atención mecánica y optogenética, los despertó.
Mientras tanto, los ratones modificados genéticamente para que carecieran de ellos, no mostraron signos de excitación.
Curiosamente, la falta de corpúsculos no disuadió a los ratones machos a buscar sexo. Con respecto al acto en sí, el sexo se restringió levemente, mostrando episodios más cortos de embestidas, comienzos retrasados o más interrupciones.
En cuanto a los ratones hembra que carecían de las estructuras críticas, simplemente no las tenían, mostrando desinterés en el sexo. Incluso, mientras su cuerpo estaba en ciclo menstrual durante el estro.
A pesar de que el análisis se hizo en ratones, es un pequeño salto asumir que las estructuras cumplen funciones similares en humanos. El hallazgo podría tener algunas aplicaciones interesantes para comprender mejor el deseo sexual y la sensibilidad en nosotros, teniendo aplicaciones en tratamientos de diversas disfunciones.
Referencias:
- Mysterious Structures Appear to Play Unique Role in Sexual Pleasure – Un artículo de Mike McRaehttps://www.biorxiv.org/content/10.1101/2023.06.14.545006v1