A Josh Hader, un joven de 28 años de edad, le estaba molestando su cuello otra vez. Había estado sintiendo incomodidad durante un par de semanas y pensó que tronar ligeramente su cuello podría proporcionarle alivio.
“Lo troné y cuando estaba usando mi mano para aplicar un poco más de presión de la que probablemente debería escuché un chasquido”, comentó Harder.
Casi inmediatamente después de escuchar el pop, el lado izquierdo del cuerpo de Hader comenzó a adormecerse.
Harder, al ser ex oficial de policía, recordó sus cursos de primeros auxilios, por lo que rápidamente comprobó si su rostro estaba caído, uno de los signos reveladores de un derrame cerebral.
Los músculos de su cara parecían estar funcionando bien, así que supuso que había apretado un nervio y fue a buscar una bolsa de hielo.
Pero en ese momento se dio cuenta de que algo estaba muy mal.
Al caminar hacia la cocina, solo podía caminar en un ángulo de aproximadamente 45 grados. “Literalmente no podía caminar en línea recta.”
En el par de minutos que le tomó a su suegro llegar para llevarlo al hospital, su estado empeoró drásticamente. Cuando llegaron a la sala de emergencias que estaba a una media hora de distancia, Hader ya no podía caminar y necesitó usar una silla de ruedas.
Al transcurso de menos de una hora, Hader se encontraba en la sala de emergencias de un hospital sin poder caminar y sufría de lo que los médicos diagnosticaron un “derrame cerebral grave” causado por un desgarro en una arteria de su cuello que había formado un coágulo.
“Podría haber muerto”, dijo Vance McCollom, un médico del Mercy Hospital en la ciudad de Oklahoma que atendió a Hader.
Al tronar su cuello desgarró su arteria vertebral, una de las arterias principales en el cuello que sube hacia el cerebro.
Un desgarro o disección de la arteria vertebral causa accidentes cerebrovasculares que pueden afectar a personas más jóvenes entre los 20 y los 30 años, y no tiene nada que ver con la salud de una persona.
A Harder le realizaron una tomografía computarizada y determinaron que no había sangrado en su cerebro y lo trataron con un medicamento conocido como activador tisular del plasminógeno, o tPA, que disuelve los coágulos de sangre.
“Recuerdo estar sentado allí y escuchar al médico gritar que tenían 12 minutos para administrar el tPA”, dijo Hader. “Si bien es raro que tronar el cuello provoque un desgarro, no es extraño”, dijo Kazuma Nakagawa, el director médico del Centro de Apoplejía Integral del Centro Médico The Queen’s en Honolulu.
“La gente solo necesita saber que un dolor de cuello repentino puede potencialmente ser el punto de partida de un derrame cerebral”, dijo Nakagawa.
Hader fue trasladado al Hospital Mercy, donde permaneció en la unidad de cuidados intensivos durante varios días antes de ser llevado a un centro de rehabilitación.
Afortunadamente gracias al rápido tratamiento y con la ayuda de la terapia física, Harder pudo volver a pararse y caminar en cuestión de semanas.
Aunque no perdió ninguna capacidad cognitiva o del habla, todavía tiene problemas de equilibrio, dificultad para controlar su brazo izquierdo y falta de sensación en su brazo y pierna derecha, entre otros síntomas persistentes.
El Doctor Nakagawa dijo que la situación de Hader podría haber sido mucho peor ya que este tipo de lesiones pueden ser mortales.
Las arterias vertebrales en el cuello se unen en el cerebro para convertirse en la arteria basilar, que cumple el papel fundamental de suministrar sangre al tallo cerebral.
“El tallo cerebral es el corazón y el alma del cerebro”, dijo. “Sin eso, nuestro cerebro simplemente no funciona”.
Por ejemplo en 2016, la modelo Katie May, de 34 años, murió de un derrame cerebral luego de acudir al quiropráctico por un nervio pellizcado en el cuello, en la autopsia encontraron que la arteria vertebral de May se desgarró como resultado de una “manipulación del cuello”.
I just wanted to give a more “formal” update. I’m still in the icu but I’m recovering. It ended up being a torn artery…
Publicado por Josh Hader en Sábado, 16 de marzo de 2019
Los expertos en la comunidad de accidentes cerebrovasculares no saben con certeza por qué las arterias de algunas personas se desgarran, mientras que otras no, pero sospechan, de que puede tener algo que ver con la integridad de las paredes de los vasos sanguíneos que difieren de persona a persona.
Según Nakagawa, “el 99.9% de las veces te truenas el cuello está bien”.
Este caso de estudio y entrevista fue publicado originalmente aquí.