Si bien el paracetamol (acetaminofén) te ayuda a lidiar con el dolor de cabeza, también puede hacer que estés más dispuesto a asumir riesgos, sugiere un nuevo estudio.
“El acetaminofén parece hacer que las personas sientan menos emociones negativas cuando consideran actividades de riesgo, simplemente no se sienten tan asustadas”, dijo el neurocientífico Baldwin Way de la Universidad Estatal de Ohio.
Los hallazgos se suman a un cuerpo de investigación reciente que sugiere que los efectos del paracetamol sobre la reducción del dolor también se extienden a varios procesos psicológicos, reduciendo la receptividad de las personas a los sentimientos heridos, experimentando una empatía reducida e incluso debilitando las funciones cognitivas.
A estas conclusiones llegaron después de llevar a cabo una serie de experimentos en los que participaron más de 500 estudiantes universitarios, a un grupo asignado al azar le dieron una dosis única de 1.000 mg de paracetamol, para analizar como afectaba su comportamiento de riesgo, en comparación con los placebos.
Los participantes tenían que inflar un globo desinflado en la pantalla de una computadora para ganar dinero imaginario. Sus instrucciones eran ganar la mayor cantidad de dinero bombeando el globo tanto como fuera posible, pero sin reventar el globo, en cuyo caso perderían el dinero.
Los estudiantes que tomaron paracetamol asumieron más riesgos durante el ejercicio, en comparación con el grupo de placebo más cauteloso y conservador. En general, los que tomaron paracetamol terminaron explotando más globos que los controles.
Además de la simulación del globo, los participantes también completaron encuestas durante dos de los experimentos, calificando el nivel de riesgo que percibieron en varios escenarios hipotéticos, como apostar los ingresos de un día en un evento deportivo, o conducir un coche sin cinturón de seguridad.
A pesar de la seriedad de esos hallazgos, el acetaminofén sigue siendo uno de los medicamentos más utilizados en el mundo, considerado un medicamento esencial por la Organización Mundial de la Salud.
Los hallazgos se informan en Neurociencia cognitiva social y afectiva.