Mediante un submarino remoto, investigadores han recolectado muestras de: agua, esponjas, estrellas de mar y sedimentos, convirtiéndolas en 117 especies cultivables.
Después de cultivar las bacterias se introdujeron 50 cepas en células humanas y de ratón, encontrando que el 80% escaparon a la detección.
Las células inmunitarias pasaron por alto la detección de la mayoría de las bacterias.
Los investigadores explican que esto es debido a la evolución conjunta que depende de la interacción entre organismos y bacterias en el mismo entorno.
Dando como resultado que bacterias desconocidas sean invisibles a ciertos organismos debido a que nunca habían interactuado volviéndose inmuno-silenciosos.
Dentro de la alarmante habilidad de evadir su detección, estas bacterias no presentan riesgo de infectar a las personas. Ya que la diferencia entre su entorno tanto de temperatura, presión y química en comparación con el cuerpo humano son muy diferentes.
Técnicamente fuera de su entorno natural no la pasarían bien por más de unos minutos.