El contacto permanente con el brillo de las pantallas de dispositivos móviles y computadoras está generando ciberenfermedad.
Pasado un tiempo, los ojos empiezan a punzar. Las sienes palpitan. Cuando se retira la mirada de la pantalla, puntitos de colores aparecen en el espacio. Un sentimiento de desorientación y agotamiento se manifiesta.
Lo que iban a ser quince minutos se convirtieron en 3 horas seguidas y no solo pasa con la computadora sino con tabletas y celulares. Estos son algunos síntomas de la ciberenfermedad:
La fatiga por mirar nuestros dispositivos electrónicos personales es real debido a la larga y dura interacción con el brillo de los celulares y computadoras.
Menciona Angelica Jasper, doctorante en Human Computer Interactio, que estas afecciones se han acentuado con la pandemia. Nos hemos acostumbrado a estar largas horas frente a un dispositivo con acceso a internet.
El problema es que están muy cerca de nuestros ojos. La sobrecarga de información, la mala postura y los horarios cada vez más largos han ido empeorando nuestra salud física y emocional. Los efectos secundarios cada vez son más graves en las personas.
Entre los síntomas se encuentran las náuseas, problemas oculomotores y desorientación general y todo esto empieza con la falta de movimiento. El cuerpo resiente la falta de movilidad, el encierro y la carencia de sol.
Las extremidades permanecen en la misma posición por horas y el movimiento de los ojos es acelerado. Esto trae fatiga ocular y dolores de cabeza, por lo tanto, se crea una confusión y en un periodo prolongado se llega a padecer de tecnoestrés.
Se menciona también la dificultad para concentrarse, así como visión borrosa y falta general de energía.
¿Cómo combatirla?
Evitar tener algún dispositivo tecnológico cerca a la hora de dormir. Incrementar más los espacios de descanso sin interacción electrónica para que el cuerpo tenga más tiempo en recuperarse.
Usar lentes que filtren la luz azul de los dispositivos electrónicos o el uso de pantallas opacas.