El moho de lodo Physarum polycephalum no tiene cerebro. Esta forma de vida puede realizar cálculos complejos entre los cuales incluye resolver laberintos y capacidad de memoria básica.
Para saber cuáles eran sus habilidades investigadores de La Universidad de Harvard y la Universidad de Tufts probaron lo que llaman conciencia ambiental.
Como resultado de su investigación notaron una capacidad de detección en el organismo unicelular, el cual utiliza su cuerpo como una cuadrícula de sensores.
El estudio fue publicado en Advanced Materials. El descubrimiento muestra una ventana hacia una nueva forma de inteligencia sin necesidad de cerebro que puede ser aplicable en desarrollo de robótica, redes neuronales e incluso bioingeniería.
Physarum es técnicamente una célula que crece, demostrando un proceso de pensamiento y decisión expresando el resultado mediante su cuerpo.
El autor principal, Mike Levin dijo:
“Lo bueno de Physarum es que su comportamiento de toma de decisiones es su morfogénesis”
El experimento
Las pruebas se hicieron colocando moldes de limo en placas de Petri que contenían un disco en un lado y tres distribuidos en el lado contrario. Después de 12 horas Physarum se extendió en toda la placa de Petri, luego tomó la decisión de colocar todas sus energías en investigar a fondo el lado con los tres discos el 70% del tiempo.
Los investigadores concluyeron que el moho se sentía atraído por el conjunto mayor de objetos dándole mayor preferencia a esa área al explorar. La autora de la investigación Nirosha Murugan dijo:
“Era realmente obvio que eligieron una masa más pesada en un lado, fue inesperado lo obvio que era, pensé que sería un poco más confuso que eso”.
El estudio muestra la evolución de organismos aneurales, mostrando la capacidad mecanosensorial de mohos limosos similar a células somáticas, informando aunque no cuenten con un cerebro.
Nirosha Murugan dijo:
Physarum en realidad podría darnos información sobre otros tipos de inteligencia, su capacidad para leer su entorno es importante.
