Un estudio llevado a cabo de forma masiva en diversos países, ha encontrado variantes genéticas que suelen proteger ante la obesidad.
El organismo suele ejercer sus funciones de forma distinta en cada ser humano, por ejemplo, para algunas personas es extremadamente complicado el poder eliminar kilogramos extras de su cuerpo (aún con ejercicios/dietas), mientras que para otras personas la delgadez simplemente es algo “natural” para ellos,
Sin embargo, ¿Por qué razón sucede lo anterior?
El grupo de científicos creen tener la respuesta gracias al reciente estudio llevado a cabo, uno de los más completos en materia de genética hasta hoy día, el estudio señala las variantes genéticas que suelen conferir protección a los portadores, ante la obesidad.
Sadaf Farooqi, investigador de obesidad en la Universidad de Cambridge, a pesar de no haber participado en la investigación, señaló:
“El trabajo es un tour de force de la genética. Los genetistas generalmente buscan mutaciones que causen enfermedades, pero las personas también pueden portar versiones sutilmente diferentes de un gen que promueve la buena salud. Encontrar variantes raras que ofrezcan protección contra una enfermedad es muy difícil porque los estudios de secuenciación suelen ser pequeños.
Sin embargo, tales variantes pueden conducir a nuevos objetivos farmacológicos”, finalizó
Anualmente fallecen aproximadamente 2,8 millones de seres humanos por sobrepeso/problemas derivados de la obesidad.
A pesar de que una dieta o el ejercicio contribuyen a reducir peso en las personas con obesidad, la genética es influyente en el desarrollo de alguna enfermedad o en evitar su aparición.
Los diversos estudios estuvieron enfocados en personas con extrema obesidad, en ellos se identificaron variantes genéticas comunes, como una copia “rota” del gen MC4R , vinculada a la regulación del apetito, que hacen que las personas sean más propensas a tener sobrepeso.
El novedoso estudio permitió que los investigadores secuenciaran los genomas de más de 640.000 personas en los países de México, Estados Unidos y Reino Unido, enfocándose solamente en el exoma, la parte del genoma que codifica proteínas.
El grupo de investigación observó mutaciones de los genes asociados con un índice de masa corporal (IMC) más bajo o más alto, además de la influencia de estos genes con el peso, se encontró que se expresan en el hipotálamo, una región del cerebro que regula el hambre y el metabolismo.
GPR75 es una de las variantes de estos genes encontrados, y fue uno de los genes que tuvo mayor efecto sobre el IMC.
Aquellas personas que presentaban mutaciones genéticas y que lograban inactivar una copia de ese gen, solían pesar una media de aproximadamente 5,3 kilogramos menos y tenían hasta 50% menos de probabilidad de padecer obesidad respecto a aquellos con “versiones funcionales”, señaló el equipo de investigación.
Para poder observar el funcionamiento del gen GPR75 y la forma en que contribuye en el aumento de peso, el grupo de investigadores utilizó ratones para modificarlos genéticamente y hacer que carecieran de una copia funcional del gen.
Posteriormente se les alimentó con una dieta alta en grasas, los ratones aumentaron de peso, sin embargo fue alrededor del 44% menos de peso en comparación con los ratones de control.
Los ratones que fueron modificados también presentaron mejorías en el control del azúcar en sangre, además presentaron mayor sensibilidad a la insulina.
A pesar de lo anterior, las variantes de GPR75 que inactivan el gen son escasas, de cada 3000 personas solamente 1 parece portar las variantes.
“Influye en un grupo muy pequeño del mundo. El hecho de que la falta de GPR75 tenga un efecto protector tan claro y fuerte en los ratones sugiere que está involucrado en las vías metabólicas relacionadas con la obesidad.
[Eso] nos dice mucha biología nueva que puede influir en todo el mundo”, menciona Giles Yeo, genetista de Cambridge (no participó en el estudio).
Al respecto, el grupo de científicos dice:
“GPR75 puede convertirse en un objetivo potencial de fármacos.
Hay dos moléculas probadas que activan el receptor GPR75, pero los medicamentos que lo desactivan podrían ofrecer nuevas opciones de medicación para los pacientes que luchan contra la obesidad”.
Luca Lotta, epidemiólogo genético de Regeneron Genetics Center y encargado de dirigir el estudio, señaló la posibilidad de homologar este enfoque a otros rasgos y enfermedades como la diabetes tipo 2 y otros trastornos metabólicos.
Para finalizar, señala:
“Para estudiar enfermedades complejas como la obesidad, necesitamos estudios que impliquen muestras enormes”.
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