El Laboratorio de Investigación del Ejército (ARL) quiere darle a la tecnología militar una actualización biológica al sumergirse en un nuevo campo de la robótica biohíbrida, en el que fusionan maquinaria robótica con tejido muscular vivo.
Es una idea futurista y algo espantosa, pero los investigadores dicen que podría conducir a una nueva clase de “robots carnosos” que son más versátiles, adaptables y sofisticados que los que solo están hechos de componentes no biológicos como el metal y el plástico.
La idea es tener robots que respondan a terrenos inesperados u otras sorpresas a través de reflejos artificiales.
Un ser vivo puede cambiar su equilibrio y ajustarse en el momento para no caerse o lastimarse, pero un robot normal se caerá y se verá obligado a depender de amortiguadores para reducir el daño.
Dean Culver, científico de ARL dijo:
“Los robots que están en aplicaciones del Ejército van a ir a entornos desconocidos e impredecibles, necesitan poder adaptarse a cosas que no estaban planeando”.
Este robot aún está en etapa de desarrollo con investigaciones que intentan averiguar cómo conectar los músculos a la maquinaria y que sean compatibles para poder decidir cuando los músculos deben expandirse o encogerse.