Las muestras del asteroide Bennu han revelado un hallazgo extraordinario: aminoácidos, bases de ADN y ARN, sales y compuestos orgánicos clave para el origen de la vida. Este descubrimiento, liderado por el equipo de la NASA encargado de la misión OSIRIS-REx y publicado en las revistas Nature y Nature Astronomy, podría redefinir cómo entendemos la formación de la vida en el sistema solar.
Un asteroide como cápsula del tiempo: cómo Bennu conserva los bloques de la vida
Bennu, un pequeño asteroide de apenas 500 metros de diámetro y rico en carbono, es uno de los objetos más antiguos del sistema solar. Gracias a la misión OSIRIS-REx de la NASA, se recolectaron 121 gramos de regolito prácticamente intacto desde hace más de 4.500 millones de años, evitando cualquier contaminación terrestre.
Para analizar estas muestras, los científicos realizaron un procedimiento conocido como “té de Bennu”, disolviendo el material en agua y ácidos para extraer los compuestos orgánicos. Entre los hallazgos destacan 14 de los 20 aminoácidos utilizados por la vida terrestre, las cinco bases genéticas del ADN y ARN (adenina, guanina, citosina, timina y uracilo) y más de 10.000 compuestos nitrogenados.

La concentración de amoníaco en Bennu, 75 veces mayor que en muestras del asteroide Ryugu, indica que su cuerpo progenitor se originó en regiones frías del sistema solar y sugiere que la materia orgánica pudo haber sido transportada a la Tierra desde el espacio exterior.
Bennu como laboratorio natural: agua y compuestos prebióticos en el espacio
Además de aminoácidos y nucleobases, Bennu contiene una mezcla diversa de sales y minerales, como carbonatos, fosfatos, sulfitos y sodio. Estas vetas sobre materiales arcillosos indican que el asteroide progenitor tuvo agua líquida, creando un ambiente ideal para la formación y preservación de moléculas prebióticas.
Este hallazgo conecta a Bennu con otros cuerpos del sistema solar, como Encélado y Ceres, donde también se han detectado entornos ricos en sal y agua. Según el científico Ahmed Mahjoub, estos ambientes son esenciales para concentrar y proteger compuestos orgánicos como aminoácidos y nucleótidos.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que los ingredientes de la vida no surgieron únicamente en la Tierra, sino que estaban presentes en varios cuerpos del sistema solar, aumentando la probabilidad de que la vida se hubiera originado a partir de materia orgánica extraterrestre.
La quiralidad de los aminoácidos: un misterio por resolver en el origen de la vida
Uno de los aspectos más sorprendentes de Bennu es la quiralidad (cuando una molécula tiene dos versiones que son como imágenes en un espejo: no se pueden superponer) de sus aminoácidos, es decir, la dirección en la que giran las moléculas. La vida terrestre utiliza aminoácidos “zurdo” exclusivamente, mientras que las muestras de Bennu presentan una distribución casi equilibrada entre formas zurdas y diestras.
Este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre cómo se fijó la quiralidad en la biología terrestre y sugiere que los procesos prebióticos en el espacio podrían haber transportado los bloques de la vida a nuestro planeta. Más que invalidar teorías, Bennu abre nuevas puertas a la investigación sobre los orígenes de la vida en el sistema solar.
El estudio de Bennu nos muestra que los bloques de la vida no surgieron solo en la Tierra. Aminoácidos, ADN, ARN y compuestos orgánicos viajaron a través del sistema solar en asteroides como Bennu, creando condiciones ideales para la aparición de la vida. Aunque todavía no hay evidencia de vida fuera de nuestro planeta, estos descubrimientos aumentan la posibilidad de que los ingredientes esenciales de la vida estén distribuidos por el cosmos.
Vídeo:
Referencia:
- An evaporite sequence from ancient brine recorded in Bennu samples. Link.
- Abundant ammonia and nitrogen-rich soluble organic matter in samples from asteroid (101955) Bennu. Link.
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