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Biosphere 2: El proyecto donde 8 personas fuero encerradas en Arizona y terminaron enloqueciendo

Biosphera 2: El proyecto donde 8 personas fuero encerradas en Arizona y terminaron enloqueciendo

En la década de 1990, se llevó a cabo un extraño proyecto en Arizona y, cómo si se tratase de algún refugio de Fallout (la diferencia es que su traje era rojo y no azul), 8 personas se encerraron en una cúpula a la que bautizaron Biosphere 2. Su objetivo crear un ecosistema terrestre aislado que podría albergar a un grupo de personas y que podría replicarse cuando se colonizaran otros mundos ¿El resultado? Enloquecieron y casi mueren de hambre, de sed y asfixiados.

El nacimiento de Biosphere 2

Biosphera 2: El proyecto donde 8 personas fuero encerradas en Arizona y terminaron enloqueciendo
Como se divide Biosphere 2

A pesar de que suena a una película de ciencia ficción, fue un proyecto real, donde ocho personas se encerraron en un invernadero de alta tecnología que replicaba perfectamente los ecosistemas de la Tierra.

Esto se llevó a cabo entre 1991 y 1993 y, en palabras de Mark Nelson, uno de los participantes originales del proyecto:

«El solo hecho de que saliera la misma cantidad de personas que entraron es un triunfo».

Él mismo asegura que Biosphere 2 fue un logro desconocido, pero en la exploración humana.

“Me gusta decir que lo construimos no porque tuviéramos las respuestas. Lo construimos para descubrir lo que no sabíamos”.

Pero aunque el proyecto se llevó a cabo en los años 90, sus orígenes datan de los 60, con un hombre llamado John P. Allen. Para ese entonces, Allen tenía 40 años y era una especie de hombre renacentista: un graduado de Harvard, un metalúrgico, un organizador sindical, poeta y viajero que estudiaba las culturas indígenas. Fundó un grupo de actuación idealista llamado Teatro de Todas las Posibilidades. Como sugiere el nombre, quería cambiar el mundo, pero estaba totalmente seguro de dónde empezar.

Claramente, lo único que sabían hacer era teatro de forma algo libre, pero “aprender haciendo” era la filosofía de Allen, y eso los llevó realmente lejos. En 1969, la compañía de Allen se mudó a Nuevo México y fundó Synergia Ranch, llamado así por el concepto de sinergia del gran arquitecto Richard Buckminster Fuller, donde el todo es mayor que la suma de sus partes.

Empezando el proyecto

Biosphere 2: El proyecto donde 8 personas fuero encerradas en Arizona y terminaron enloqueciendo
Todos los participantes del Proyecto Biosphere 2.

Nelson declaró que Allen era como una “bola de energía”:

“Tenía un gran sentido tanto de la ecología como del teatro. Y, francamente, era un tipo muy carismático. Lográbamos una cosa y luego decíamos: ‘¿Cuál es el nuevo desafío?’ Siempre estaba subiendo la apuesta”.

Transformaron su rancho en el desierto en una granja autosuficiente, plantaron árboles y levantaron edificios, incluyendo una cúpula geodésica de Buckminster Fuller. También crearon una galería de arte en Londres, la cual sigue funcionando, y compraron otro rancho en Australia. En 1975, incluso decidieron construir un barco. Su diseñador jefe era un estudiante de 19 años sin experiencia en construcción de barcos, pero demostró estar apto para navegar, y lo hicieron durante años, viajando por todo el mundo, investigando los ecosistemas terrestres.

Una vez aprendieron cómo funcionaba todo, estaban listos para construir su propio ecosistema. Si la humanidad colonizaría otros planetas, necesitaban aprender a replicar la Tierra, antes de que esta se destruyera. Afortunadamente, Allen tenía un patrocinador: el multimillonario petrolero Ed Bass, con sede en Texas, cuyo propio viaje de autodescubrimiento lo había llevado a Allen.

Así se organizó Biosphere 2, una especie de “misión espacial”. Los medios de comunicación fueron hasta las instalaciones en Arizona, valoradas en 150 millones de dólares, todas ellas con relucientes paneles blancos y zigurats de vidrio, llenas de bosques, desiertos, laboratorios, sistemas de reciclaje, animales de granjas, cultivos, hasta un arrecife de coral. Hubo un enorme discurso con fuegos artificiales, mientras los voluntarios, cuatro hombres y cuatro mujeres, vestidos con trajes rojos, se embarcaron en su experiencia.

Los problemas de convivencia

Biosphera 2: El proyecto donde 8 personas fuero encerradas en Arizona y terminaron enloqueciendo
Los participantes eran observados las 24 horas del día dentro de Biosphere 2.

Biosphere 2 empezó estable, pero rápidamente empezaron los problemas. Primero fue la comida, según comentó Linda Leigh, otra participante del proyecto. Leigh estuvo involucrada en el abastecimiento del proyecto, llenándolo de plantas silvestres, pero muchos de los cultivos eran de crecimiento lento o requerían mucha mano de obra. Los cafetos silvestres tardaron quince días en producir lo necesario para una sola taza.

En lugar de disfrutar del jardín del Edén, se habían convertido en trabajadores a tiempo completo para sobrevivir. Había mucha remolacha y batata, no se podían hacer comidas variadas y rotaban las tareas de cocina, buscando comer algo diferente. Rápidamente comenzaron a perder mucho peso.

Además de eso, el nivel de oxígeno disminuía mucho más rápido de lo previsto por la correspondiente acumulación de dióxido de carbono. La atmósfera terrestre tiene alrededor de 21% de oxígeno, pero dentro de la Biosphere 2, cayó hasta el 14,2%. Algunos comenzaron a padecer apnea del sueño, no podían terminar una frase larga sin detenerse para respirar. Prácticamente se movían en cámara lenta, intentando ahorrar toda la energía posible. Si los niveles de oxígeno bajaban un poco más, podrían haber sufrido graves consecuencias.

Con todas estas condiciones, sucedió lo inevitable: la moral comenzó a caer. Si la cuarentena del coronavirus hizo que muchos perdieran la cabeza, imagina estar dos años con las mismas siete personas, sin internet. Nelson lo comparó con una sesión maratónica de terapia de grupo. Además, fieles a sus orígenes teatrales, los participantes eran exhibidos siempre. Diariamente llegaban personas para golpear los cristales y tomar fotografías. Leigh recuerda que la antropóloga Jane Goodall los visitó una vez, y ella los observó como si se tratasen primates cautivos.

El fracaso inminente

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John P. Allen en la actualidad.

Rápidamente el grupo dentro de la Biosphere se dividió entre vasos arrojados y escupitajos. El primer grupo deseaba que se trajera más comida y más oxígeno para que el proyecto siguiera su rumbo sin dificultades. El otro sencillamente quería otra cosa: mantener cerrada la biosfera y conservar la pureza del experimento, sin importar el costo.

Afuera existía el mismo debate, las dificultades de Biosphere 2 no habían pasado desapercibidas, aunque Allen y su equipo intentaban ocultarlas. Finalmente, se introdujo comida adicional de contrabando y le siguieron dos ventanas emergentes de oxígeno, lo cual fue como un regalo del cielo para los participantes.

“La gente empezó a reírse como loca y a correr de un lado a otro. Me sentí como si hubiera tenido 90 años y ahora era otra vez un adolescente. Me di cuenta de que no había visto a nadie correr en meses”.

Declaró Nelson. Pero mientras en el interior volvía la paz, en el exterior las personas comenzaban a perder el interés. Empezaron a llamarlo “proyecto pseudocientífico”, que no aportaba nada y que no era más que “entretenimiento ecológico de moda”.

Claramente, los involucrados no lo vieron de esa forma.

En 1994, se realizó una segunda Biosphere, y parecía que sería mucho mejor porque habían aprendido de sus errores, pero un mes después, Ed Bass decidió hacer una purga masiva. Al parecer, su objetivo era hacer el proyecto más empresarial. Allen y su equipo fueron expulsados y un nuevo CEO, el reconocido banquero republicano Steven Bannon, fue puesto al frente.

Matt Wolf, el director del documental que recoge esta historia, Spaceship Earth, declaró que:

«Lo veo como una historia sobre la ambición humana, sus posibilidades y limitaciones. Creo que el experimento reveló que los humanos somos el elemento más inestable de un sistema cerrado”.

Como la mayoría, Wolf apenas y tenía conocimiento del proyecto Biosphere 2 antes de investigarlo. Descubrió que muchos de los participantes originales aún viven juntos en Synergia Ranch, incluyendo a Nelson y Allen, quien ahora tiene más de 90 años. Afortunadamente, todo quedó grabado y Wolf tuvo acceso a más de 600 horas de grabación de 16mm.

Biosphere 2 es actualmente gestionado por la Universidad de Arizona y, tanto Nelson como Leigh, aseguraron que volverían a entrar. Ambos se sintieron transformados después de la experiencia y creen que toda la sociedad debería vivir lo mismo.

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