A pesar de que no se puede sentir, nuestro planeta órbita alrededor del Sol a velocidades de aproximadamente 100.000 km / h, y algo hace que nuestra galaxia la Vía Láctea se mueva a través del Universo a más de 2 millones de km / h. Eso es 630 km por segundo, y ahora los científicos podrían haber descubierto finalmente por qué.
Frente a nosotros, hay un denso supercúmulo de galaxias a unos 650 millones de años luz de distancia llamado la Concentración Shapley, y nos tira hacia ella. Detrás de nosotros, han encontrado evidencia de una región desconocida del espacio que está casi completamente desprovista de galaxias, y nos empuja con una fuerza increíble.
El cosmólogo Yehuda Hoffman de la Universidad Hebrea de Israel y su equipo han construido un nuevo mapa 3D de nuestras galaxias más cercanas, y en ellas han revelado por primera vez esta misteriosa “zona muerta”, y la llamaron Dipole Repeller.
Como se puede ver en la animación a continuación, estamos atrapados en el medio de los dos:
“Mediante el mapeo 3D del flujo de galaxias a través del espacio, descubrimos que nuestra galaxia la Vía Láctea se está alejando de una región grande y no identificada de baja densidad, porque la repelen en lugar de atraer, llamamos a esta región el Dipole Repeller”, explica Hoffman A Victoria Woollaston. “Además de ser empujados hacia la conocida Concentración de Shapley, también estamos siendo empujados lejos del recién descubierto Repulsor de Dipolo. Así, se ha hecho evidente que el empuje y la tracción son de importancia comparable en nuestra ubicación”.
En el pasado, los investigadores han sugerido que una región de muy baja densidad del espacio podría estar detrás de nuestra galaxia, porque mientras que la concentración de Shapley es increíblemente masiva, por sí sola, no puede explicar las velocidades que la Vía Láctea está viajando.
Y eso realmente dice algo, porque la Concentración de Shapley es la mayor concentración de materia conocida en el Universo local – una región del espacio que tiene aproximadamente 1 billón de años luz en radio. El único problema es que apenas podemos detectar un planeta que está a 4,25 años luz de distancia, y mucho menos encontrar algo que está a millones de años luz de distancia, por lo que los investigadores han luchado para adaptarse a ese fragmento del rompecabezas.
Ahora que tenemos la primera evidencia real de que algo tan vasto y vacío como el Dipole Repeller está al acecho detrás de la Vía Láctea y nuestras galaxias vecinas, el siguiente paso es que los investigadores intenten confirmar su existencia.
La investigación ha sido publicada en Nature Astronomy.