La muerte de Karolina Krzyżak, una influencer polaca de 27 años, ha generado conmoción en redes sociales y reabierto el debate sobre los peligros de las dietas extremas. Su cuerpo fue hallado sin vida en una habitación del Sumberkima Hill Retreat, en Bali, a finales de 2024. La autopsia reveló un cuadro de desnutrición severa y deficiencias graves derivadas de su estricta dieta basada únicamente en frutas.

Karolina Krzyżak: la búsqueda del “bienestar natural”

Nacida en Varsovia, Karolina Krzyżak se formó académicamente en el Reino Unido, donde estudió en la Universidad de Leeds. Durante sus años universitarios comenzó a interesarse por las dietas veganas y posteriormente por el frutarianismo, una práctica alimentaria que excluye cualquier producto de origen animal e incluso alimentos vegetales cocidos, priorizando el consumo exclusivo de frutas crudas.

En 2024, decidió mudarse a Bali, Indonesia, un destino frecuentado por defensores del bienestar holístico y la alimentación natural. A través de sus redes sociales —que posteriormente fueron cerradas— promovía los supuestos beneficios de este estilo de vida, defendiendo la idea de que el cuerpo podía “sanarse a sí mismo” sin ayuda médica. Su discurso atraía a miles de seguidores interesados en el veganismo extremo y en métodos de purificación corporal.

Sin embargo, detrás de su apariencia luminosa y su mensaje de equilibrio, se gestaba una crisis de salud progresiva. Quienes la conocieron aseguran que su peso se redujo drásticamente hasta llegar a 22 kilos, y que mostraba señales evidentes de debilidad. El personal del retiro donde se hospedaba relató que se negaba a recibir atención profesional, convencida de que su dieta le proporcionaba todo lo necesario.

Los efectos devastadores de una dieta extrema

El frutarianismo que practicaba Karolina Krzyżak, aunque basado en alimentos naturales, puede derivar en serios desequilibrios nutricionales cuando se lleva al extremo. Las frutas, ricas en azúcares naturales como la fructosa, carecen de las proteínas, grasas saludables y minerales que el organismo necesita para mantener funciones vitales. Esta falta puede provocar pérdida de masa muscular, anemia, osteoporosis, fatiga crónica y deterioro inmunológico.

En el caso de Karolina Krzyżak, sus allegados relataron que su deterioro físico se aceleró durante los últimos meses de vida. Presentaba uñas quebradizas, caída del cabello y signos evidentes de agotamiento físico, síntomas comunes de malnutrición prolongada. Aunque los empleados del resort intentaron persuadirla para que buscara ayuda, la joven insistía en que su cuerpo se “depuraba” naturalmente.

La autopsia confirmó que padecía osteoporosis avanzada y deficiencia de albúmina, una proteína esencial para el transporte de nutrientes en la sangre. Ambas condiciones son consecuencias directas de una dieta carente de proteínas y grasas esenciales. Los especialistas consultados por medios polacos subrayaron que este tipo de regímenes, lejos de desintoxicar el cuerpo, pueden destruirlo desde adentro al alterar su equilibrio metabólico.

Reflexión y advertencia: el riesgo de las tendencias “wellness”

El caso de Karolina Krzyżak trasciende el ámbito individual y se inserta en una problemática creciente: la propagación de dietas restrictivas impulsadas por influencers que promueven hábitos sin sustento médico. En redes sociales, el discurso del “cuerpo natural” y la “alimentación purificadora” suele acompañarse de mensajes que romantizan la delgadez extrema y desincentivan la intervención de profesionales.

Expertos en nutrición señalan que si bien incrementar el consumo de frutas y verduras y reducir los productos ultraprocesados puede mejorar la salud, eliminar grupos alimenticios completos o depender de un solo tipo de alimento rompe el equilibrio bioquímico del organismo. Cada cuerpo tiene requerimientos distintos, y cualquier cambio radical debe realizarse bajo la supervisión de un médico o nutricionista.

La historia de Karolina Krzyżak se ha convertido en un símbolo de advertencia para la comunidad digital. Su trágico final evidencia los límites entre el bienestar y la obsesión por la pureza alimentaria. En un mundo donde las tendencias dietéticas se viralizan más rápido que las advertencias científicas, su muerte recuerda una verdad esencial: la salud no se alcanza con extremos, sino con equilibrio, ciencia y autocuidado informado.

La vida y muerte de Karolina Krzyżak revelan cómo el deseo de alcanzar la “alimentación perfecta” puede transformarse en una trampa mortal. Su historia no solo conmueve, sino que invita a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva difundir consejos de salud sin base científica. La naturaleza puede sanar, sí, pero nunca debe reemplazar al conocimiento médico ni al sentido común.

Referencia:

• Daily Express/Woman, 27, starves to death in Bali hotel room weighing just 49 pounds. Link