Caminar entre la naturaleza no solo alivia el estrés: estudios recientes revelan que los “baños de bosque” pueden aumentar notablemente la actividad de nuestras células inmunes anticáncer. Esta práctica ancestral japonesa, conocida como Shinrin-yoku, empieza a ganar respaldo científico como estrategia preventiva de salud.
Por qué la ciencia considera a la naturaleza un “estimulante inmunológico”

Desde hace décadas, sabemos que estar en la naturaleza tiene efectos positivos sobre la mente: disminuye el estrés, mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad. Pero ahora, investigaciones científicas empiezan a demostrar que estos beneficios también se reflejan en nuestro sistema inmunológico, específicamente en la actividad de las células NK (Natural Killers), nuestras defensoras naturales contra el cáncer.
Un grupo de científicos japoneses descubrió que caminar por un bosque durante un solo fin de semana puede aumentar la actividad de estas células hasta en un 50 %, y que el efecto se mantiene al menos una semana después del viaje. A diferencia de lo que ocurre tras una caminata urbana, la exposición al ambiente forestal desencadena una mejora inmunológica medible y sostenida.
Pero no se trata solo de caminar. En algunos casos, basta con sentarse a observar la naturaleza para obtener un beneficio. Incluso se detectaron niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés, antes de que los participantes ingresaran al bosque, sugiriendo que el efecto placebo anticipado también juega un papel importante. Sin embargo, el hallazgo clave está en los datos inmunológicos, que van más allá de percepciones o efectos psicológicos.
En estudios posteriores, también se observó que las mujeres obtienen los mismos beneficios inmunológicos, y que una excursión de un solo día basta para elevar la actividad de estas células anticancerígenas. Incluso se identificó que una visita mensual al bosque podría ser suficiente para mantener estos efectos en el tiempo.
Los investigadores controlaron cuidadosamente variables como la cantidad de pasos, consumo de alcohol y calidad del sueño para asegurarse de que el factor diferencial fuera el entorno natural. La conclusión fue clara: la inmersión en la naturaleza, y no simplemente la actividad física, estimula de forma específica nuestra inmunidad anticáncer.
Siete efectos comprobados de los “baños de bosque” sobre la salud inmunológica
1. Aumento de la actividad de células NK
Los baños de bosque elevan significativamente la actividad de las células Natural Killer (NK), que juegan un rol fundamental en la eliminación de células tumorales y virus. En algunos estudios, se reportaron aumentos de hasta un 80 % tras una excursión de fin de semana.
2. Incremento en el número de células NK
No solo se vuelven más activas, sino que también aumentan en número. Esto mejora la capacidad del cuerpo para responder ante células malignas o infecciosas de forma más eficiente.
3. Reducción del cortisol
Los niveles de cortisol, una hormona que se eleva con el estrés crónico y debilita el sistema inmunológico, disminuyen tras pasar tiempo en un bosque. El descenso se ha medido incluso antes de entrar, anticipando el efecto.
4. Elevación de proteínas anticancerígenas
El baño de bosque no solo activa células, sino también la expresión de proteínas que inhiben el desarrollo del cáncer, lo que sugiere una acción inmunorreguladora más compleja.
5. Efectos prolongados en el tiempo
Una sola visita al bosque genera un impacto que puede durar hasta 30 días. Esto permite pensar en un régimen mensual como estrategia de medicina preventiva accesible y natural.
6. Resultados consistentes en hombres y mujeres
Tanto hombres como mujeres mostraron aumentos significativos en su inmunidad después de practicar Shinrin-yoku, lo que confirma que no es un efecto exclusivo de un sexo o grupo etario.
7. Beneficio superior frente al entorno urbano
Comparado con caminatas similares en entornos urbanos, solo el entorno de naturaleza provocó aumentos inmunológicos sostenidos, lo que descarta que el simple ejercicio sea la causa principal del beneficio.
La ciencia ha comenzado a confirmar lo que muchas culturas ya intuían: el contacto con la naturaleza fortalece el cuerpo y la mente. En particular, los “baños de bosque” representan una intervención sencilla, gratuita y accesible para potenciar nuestras defensas contra el cáncer. Una caminata mensual entre árboles podría ser una de las estrategias más poderosas —y olvidadas— de la medicina preventiva moderna.
Referencia:
- NIH/Forest bathing enhances human natural killer activity and expression of anti-cancer proteins. Link
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