Aunque parezca extraño, los gatos tienen una habilidad que muchos humanos envidiarían: pueden beber agua salada y sobrevivir. Sus riñones están tan bien adaptados que logran filtrar el exceso de sal, permitiendo que el líquido restante los hidrate. Sin embargo, esta capacidad tiene límites, y es importante entender cuándo es un mecanismo útil… y cuándo puede volverse un riesgo, como señala un estudio publicado en The American Journal of Physiology.

Una habilidad evolutiva útil, pero no infalible

Los gatos descienden de felinos del desierto, acostumbrados a sobrevivir con poca agua. Esta herencia les dejó riñones especialmente eficientes, capaces de filtrar altas concentraciones de sodio. Por eso, a diferencia de los humanos, pueden extraer agua útil incluso de fuentes salobres.

El estudio en cuestión confirmó que los gatos pueden utilizar agua salada como fuente de hidratación en caso de necesidad. Pero esto no significa que puedan vivir exclusivamente de agua de mar. Un gato de 5 kilos necesita unos 250 ml de agua al día. Esa misma cantidad, si proviene del mar, contiene unos 8,75 gramos de sal —y una dosis letal de sal ronda los 20 gramos. Es decir, su tolerancia existe, pero tiene un techo claro.

La importancia de la hidratación adecuada

En condiciones normales, ningún gato necesita agua salada. De hecho, lo más saludable es que beban agua limpia y fresca del grifo. Pero como muchos gatos no beben suficiente por sí mismos, es frecuente que parte de su hidratación provenga de la comida. Las dietas húmedas, frescas o naturales, ricas en agua, pueden marcar una gran diferencia en su bienestar diario.

Si alguna vez ves a tu gato bebiendo agua de una piscina o de un acuario marino, no te alarmes de inmediato. Un sorbo ocasional no representa un peligro. Pero si lo hace repetidamente, o si después presenta signos de letargo o malestar, es momento de consultar al veterinario.

Qué hacer si tu gato se obsesiona con el agua salada

El gusto constante por el agua salada podría ser un síntoma de un problema de salud más profundo: desde trastornos renales hasta desequilibrios de sodio o incluso condiciones mentales. En estos casos, un chequeo veterinario es fundamental. Servicios como PangoVet, que permiten hablar con un veterinario en línea, pueden ser una alternativa rápida y accesible si no puedes ir a una clínica de inmediato.

También es importante revisar el entorno: asegúrate de que tu gato siempre tenga acceso a agua potable fresca. A veces, un simple descuido en el cambio del agua puede hacer que busque otras fuentes menos adecuadas.

Que los gatos puedan beber agua salada es una rareza biológica fascinante, pero no es una excusa para ofrecérsela. No es un superpoder, sino una herramienta de emergencia que la evolución les dio por si alguna vez no encontraban agua disponible. La mejor forma de cuidar su salud es simple: buena comida, agua fresca y atención veterinaria cuando algo se sale de lo normal. Porque incluso con sus talentos naturales, los gatos siguen necesitando nuestro cuidado atento todos los días.

Referencia:

• Sodium in feline nutrition. Link.