Durante años, el eritritol ha sido promocionado como una alternativa saludable al azúcar, ideal para quienes buscan perder peso o controlar su glucemia. Pero un reciente estudio publicado en Journal of Applied Physiology apunta a posibles efectos adversos en el cerebro y el sistema vascular. Lo que parecía una elección segura ahora genera serias dudas en la comunidad científica.

El estudio que encendió las alarmas
Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder analizaron cómo el eritritol afecta las células de los vasos sanguíneos del cerebro. Utilizaron una dosis equivalente a la que se encuentra en una bebida común (~30 g), y la aplicaron durante 3 horas en un modelo celular. Los resultados fueron contundentes: las células expuestas produjeron casi el doble de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que indica un fuerte aumento del estrés oxidativo. Además, disminuyó la producción de óxido nítrico, una molécula clave que permite que los vasos se relajen y mantengan una circulación adecuada.
Esta combinación de mayor estrés celular y menor capacidad de regulación vascular favorece trastornos como la trombosis y el accidente cerebrovascular. Aunque se trata de un estudio en laboratorio, los efectos observados son consistentes con hallazgos clínicos previos que vinculan el eritritol con un mayor riesgo cardiovascular. La investigación fue presentada en el American Physiology Summit 2025.

Daños silenciosos en el sistema cerebrovascular
El problema no es solo teórico. La alteración de la función endotelial cerebral puede afectar la circulación y comprometer el flujo sanguíneo al cerebro. Cuando los vasos no se dilatan correctamente, aumenta la probabilidad de sufrir un evento isquémico. El estudio también reveló que las células expuestas al eritritol mostraron un aumento en enzimas antioxidantes, lo que sugiere un intento del organismo por defenderse ante un entorno oxidativo hostil.
Los ROS —moléculas altamente reactivas— pueden dañar estructuras cerebrales, acelerar el deterioro cognitivo y provocar inflamación sistémica. En palabras del Dr. Thomas Holland (Rush University), este estrés oxidativo no solo amenaza el cerebro, sino que puede afectar múltiples órganos. La pérdida de óxido nítrico y el aumento de ROS son señales tempranas de daño vascular, lo que refuerza la necesidad de revisar el uso regular de eritritol en productos “saludables”.

¿Debemos dejar de consumirlo?
Los expertos no proponen una alarma masiva, pero sí una reevaluación crítica. Si bien no eleva la glucemia y es útil para personas con diabetes o en dietas cetogénicas, su uso diario en grandes cantidades podría tener consecuencias no deseadas. Auburn Berry, autora del estudio, sugiere moderar el consumo y estar atentos a la presencia de este edulcorante en snacks, bebidas y chicles “sin azúcar”.
Para quienes buscan alternativas, los investigadores recomiendan opciones naturales como la miel o el jarabe de dátiles, que, aunque tienen calorías, aportan antioxidantes. En el caso de edulcorantes no calóricos, el extracto de stevia y el fruto del monje parecen ser opciones más seguras. A largo plazo, reducir la dependencia de endulzantes y apostar por alimentos integrales y menos procesados puede ser lo más efectivo para preservar la salud vascular y cognitiva.
El eritritol, hasta ahora considerado “seguro”, empieza a mostrar grietas bajo la lupa de la ciencia. Su impacto en la salud vascular y cerebral no es inmediato ni evidente, pero podría acumularse con el tiempo. En un mundo que apuesta por lo “sin azúcar”, conviene repensar cuánto de ese edulcorante realmente necesitamos. Moderación y conciencia pueden marcar la diferencia frente a un riesgo que ya no es tan invisible.
Referencia:
- The non-nutritive sweetener erythritol adversely affects brain microvascular endothelial cell function. Link.
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