En 2022, mientras mapeaban el fondo del lago Míchigan en el área del Wisconsin Shipwreck Coast National Marine Sanctuary, investigadores del Laboratorio de Investigación Ambiental de los Grandes Lagos (GLERL) de la NOAA detectaron anomalías intrigantes con sonar: unas estructuras circulares perfectas, de entre 90 y 180 metros de diámetro.

Descubrimiento de la NOAA
Al mismo tiempo, Brendon Baillod, un experimentado cazador de naufragios, las avistó independientemente. «Había docenas de ellas en nuestra cuadrícula de búsqueda», contó. «La mayoría medían entre 150 y 300 metros de diámetro, con formas irregulares».
No fue hasta agosto de 2024 cuando un equipo exploró el sitio con un vehículo operado remotamente (ROV). El resultado: confirmación de unas 40 estructuras alineadas en una línea de unos 22 kilómetros, al sureste de Sheboygan, Wisconsin, hacia Port Washington. Ubicadas a profundidades de alrededor de 150 metros, estas marcas destacan por su simetría en imágenes de sonar, a pesar de su escala monumental.
Russ Green, arqueólogo marítimo de la NOAA, describió la emoción: un hallazgo nuevo en aguas profundas de un lago bien estudiado. Aunque generaron especulaciones iniciales, las observaciones descartan orígenes artificiales o impactos meteoríticos. Se trata de estructuras naturales que enriquecen nuestra visión del ecosistema lacustre y su historia geológica milenaria.
Este descubrimiento de dolinas en el lago Míchigan resalta cómo la tecnología moderna sigue desvelando secretos en lugares aparentemente conocidos, invitándonos a mirar bajo la superficie de lo cotidiano.

¿Dolinas o Cráteres? La Explicación Geológica de las Estructuras en el Lago Míchigan
Estos círculos subacuáticos son, con alta probabilidad, dolinas en el lago Míchigan formadas por procesos kársticos. Bajo el lago Míchigan yace una gruesa capa de piedra caliza, una roca carbonatada soluble en agua ácida.
El agua subterránea, enriquecida con dióxido de carbono, circula por grietas y disuelve gradualmente la roca, creando cavidades. Cuando el techo de estas cuevas colapsa, surge una depresión circular en el fondo lacustre.
El Servicio Geológico de Estados Unidos explica que este fenómeno es común en terrenos con rocas solubles como caliza, yeso o sal. En los Grandes Lagos, antiguos glaciares y fluctuaciones del nivel del agua han potenciado estos procesos.
Las estructuras se alinean linealmente, posiblemente siguiendo fracturas geológicas o canales glaciares pretéritos. Durante la exploración de 2024 no se detectó flujo activo de agua subterránea, pero expertos como Steve Ruberg de GLERL anticipan encontrarlo en futuras inmersiones.
Brendon Baillod propone alternativas, como surgencias de gases hidrocarbonados atrapados en sedimentos, que podrían crear «cráteres» similares. Sin embargo, el consenso científico apunta al karstismo como causa principal.
Lejos de ser anodinas, estas dolinas transforman el lecho del Míchigan en un mosaico dinámico, recordándonos que la Tierra sigue moldeándose bajo nuestras narices —o, en este caso, bajo toneladas de agua dulce.
Conexiones con la Vida Primitiva: Lecciones de las Dolinas en el Lago Hurón y Posibles en Míchigan
Lo más apasionante de estas dolinas circulares en el lago Míchigan es su potencial biológico. En el lago Hurón, formaciones similares albergan ecosistemas microbianos que evocan cómo era la Tierra hace 2.500 millones de años, antes de la gran oxidación atmosférica.
En la dolina de Middle Island, agua subterránea pobre en oxígeno y rica en azufre crea condiciones extremas. Allí prosperan alfombras púrpuras de cianobacterias como Phormidium autumnale, organismos filamentosos que realizan fotosíntesis y convierten CO₂ en materia orgánica, tiñendo el fondo de vibrantes colores.
Junto a ellas, archaea generadoras de metano y bacterias oxidantes de azufre dominan en sedimentos profundos. Estos microbios representan los tres dominios de la vida: Bacterias (diversas y adaptables), Archaea (extremófilas únicas) y Eukarya (incluyendo protistas).
Análisis genéticos revelan secuencias novedosas, posibles especies inéditas. Estas comunidades, similares a las de Yellowstone o lagos antárticos congelados, ofrecen una ventana a cómo la vida microbiana gobernaba el planeta primitivo.

Los científicos de GLERL sospechan que las dolinas del Míchigan son análogas y podrían sostener vida similar. Aunque aún sin muestreo microbiano, prometen valiosos conocimientos sobre la evolución temprana y condiciones preoxigénicas —incluso relevantes para la astrobiología.
Futuras expediciones podrían confirmar tapetes púrpuras o nuevas formas de vida, transformando estos «cráteres» en laboratorios naturales para entender nuestros orígenes.
Las estructuras circulares en el lago Míchigan, probablemente dolinas geológicas descubiertas por la NOAA en 2024, nos invitan a maravillarnos con los procesos ocultos de nuestro planeta. Más allá de su origen natural, su similitud con las del lago Hurón sugiere posibles ecosistemas microbianos que iluminan la historia primitiva de la vida. Este hallazgo subraya lo mucho que queda por explorar en los Grandes Lagos, recordándonos que los mayores misterios a menudo yacen justo debajo de la superficie.
Referencia:
- Scientists confirm there are 40 huge craters at the bottom of Lake Michigan. Link.
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