En 2020 ocurrieron los 28 días más rápidos registrados desde 1960, en donde la tierra giro milisegundos más rápido de lo normal.
Esto es ocasionado por variaciones en la presión atmosférica, el viento, las corrientes oceánicas y el movimiento del núcleo terrestre.
Provocando que los relojes atómicos ultra precisos requirieran ajustes para medir la hora universal coordinada (UTC).
El tiempo astronómico establecido por la cantidad de tiempo que tarda el planeta en dar una vuelta de rotación se desvió en UTC por más de 0.4 segundos.
De momento estos ligeros ajustes se han añadido al año a finales de junio o diciembre, haciendo que el tiempo astronómico y el tiempo atómico se vuelvan a alinear.
Estos segundos añadidos debido a las variaciones terrestres se conocen como “segundos intercalares”.
Las mediciones más precisas de los satélites han hecho notar la ralentización del planeta desde fines de la década de 1960.
Desde 1972 se han estado agregando segundos intercalares en promedio cada año y medio según el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología.
Una previa incorporación al 2020 fue en 2016 cuando en año nuevo se agregó un segundo intercalar adicional.
La actual aceleración de la tierra hace pensar por primera vez en un “segundo intercalar negativo”, el cual consistiría en restar un segundo.
En promedio un día dura 86,400 segundos, pero un día astronómico en 2021 se registrara en 0.05 milisegundos más corto.
Esto sumaría al año un retraso de 19 milisegundos en tiempo atómico.