Longevidad y resistencia a enfermedades fueron características clave de María Branyas Morera, quien falleció en agosto de 2024 a los 117 años y 168 días. No solo ostentaba un récord Guinness como la persona más longeva del mundo, sino que también formó parte de un estudio destinado a desentrañar el misterio de su sorprendente genética. Publicado en BioRxiv, este estudio podría aportar claves fundamentales para comprender la longevidad extrema y la resistencia a enfermedades asociadas con la vejez.

La biología de la longevidad
El caso de Branyas ha sido objeto de un análisis detallado por parte de los científicos, quienes examinaron sus genes, microbioma intestinal, función inmune y otros biomarcadores. A pesar de su avanzada edad, su biología presentaba características más propias de una persona mucho más joven.
Se descubrieron siete variantes genéticas raras en su ADN, las cuales podrían haberle otorgado protección contra enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y autoinmunes. Además, su función mitocondrial se mantuvo en excelente estado, lo que garantizó un buen suministro de energía a sus células.
Otro aspecto relevante fue su microbioma intestinal, que contenía altos niveles de bacterias beneficiosas como el género Bifidobacterium, conocido por sus propiedades antiinflamatorias. Su dieta, que incluía el consumo regular de yogur y otros alimentos fermentados, podría haber contribuido a mantener este equilibrio microbiano y fortalecer su sistema inmune.
Un reloj molecular inusual

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue la disparidad entre los indicadores de envejecimiento en su ADN y su edad cronológica. Aunque sus telómeros, estructuras protectoras del ADN, estaban casi agotados, otro marcador conocido como «reloj epigenético» sugería que su edad biológica era de entre 100 y 110 años, es decir, aproximadamente una década menos que su edad real.
Este fenómeno refuerza la hipótesis de que el envejecimiento no depende exclusivamente de los años vividos, sino de la acumulación de pequeños cambios moleculares y celulares. Su organismo parecía mantener mecanismos activos de reparación celular que podrían haber contribuido a su longevidad y buena salud.
El debate sobre la validación de la edad extrema

Si bien el estudio arroja luz sobre posibles factores de longevidad, algunos investigadores cuestionan la confiabilidad de las edades extremadamente avanzadas. La verificación de la edad de supercentenarios (personas de 110 años o más) es un desafío debido a la falta de registros precisos en algunas épocas y regiones.
Casos como el de Jeanne Calment, quien ostentó el récord de longevidad con 122 años, han sido puestos en duda por teorías que sugieren errores o fraudes en la documentación. En el caso de Branyas, los científicos se basaron en verificaciones oficiales, pero no tuvieron acceso directo a sus documentos personales. Esto genera interrogantes sobre cómo distinguir entre una edad biológica sorprendentemente joven y un posible error en la fecha de nacimiento registrada.
Referencia:
- The Multiomics Blueprint of Extreme Human Lifespan. Link.
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