En un mundo saturado de plásticos que pueden tardar siglos en descomponerse, una empresa mexicana ofrece una propuesta innovadora y sostenible. Biofase, fundada por el ingeniero químico Scott Munguía, produce plásticos biodegradables a partir de semillas de aguacate, ofreciendo una alternativa ecológica a un problema ambiental global.

La semilla del aguacate como solución ambiental
Cada año, México produce millones de toneladas de aguacates. En 2023, alcanzó un récord histórico en la producción de aguacate, con un volumen de aproximadamente 2.97 millones de toneladas, lo que lo convierte en el mayor exportador mundial. Sin embargo, este liderazgo también genera toneladas de residuos orgánicos, especialmente semillas que terminan en vertederos o son incineradas, liberando gases contaminantes. En 2013, Scott Munguía, entonces estudiante de ingeniería química del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), identificó una oportunidad en este desperdicio.
Tras varios experimentos, desarrolló un proceso para extraer un biopolímero de las semillas de aguacate y fundó Biofase. La empresa utiliza aproximadamente 15 toneladas de semillas al día para fabricar productos como popotes, cubiertos y envases. A diferencia de otros bioplásticos hechos de maíz o papa, los productos de Biofase no compiten con la cadena alimentaria y se biodegradan en un promedio de 240 días.
Esta solución no solo reduce los residuos plásticos, sino que también mitiga el impacto de los residuos agroindustriales. Biofase ha demostrado que la innovación puede surgir desde los problemas locales, transformando desechos en soluciones sostenibles con potencial global.

Un emprendimiento con impacto internacional
Desde su fundación, Biofase ha escalado su producción y su influencia. Con sede en Morelia, Michoacán, la empresa exporta actualmente a países de América, Europa y Asia. Sus productos biodegradables cumplen con estándares internacionales como ASTM D6400, ASTM D6866, EN 13432 y la Certificación BPI, y ofrecen una opción viable frente a la creciente regulación sobre el uso de plásticos de un solo uso.
El impacto ambiental de Biofase es tangible. Al evitar la incineración de toneladas de semillas, contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, su modelo de negocio impulsa la economía circular, generando empleos locales y promoviendo la revalorización de residuos.
Scott Munguía ha sido reconocido internacionalmente por su labor. En 2014 fue nombrado uno de los «Innovadores menores de 35» por el MIT Technology Review. Su historia inspira a jóvenes emprendedores y demuestra que la ciencia aplicada a problemas concretos puede generar un cambio real.
El caso de Biofase es un ejemplo poderoso de cómo la tecnología y la conciencia ambiental pueden converger para transformar un desecho en una solución de impacto global.
Biofase representa un nuevo modelo de innovación: uno que nace desde el contexto local para responder a un reto global. Su bioplástico derivado de semillas de aguacate no solo reduce la contaminación plástica, sino que promueve el aprovechamiento de residuos y la economía circular. Una semilla de aguacate puede parecer insignificante, pero en manos visionarias, puede cambiar el mundo.
Referencia:
- LA SEMILLA DEUNA REVOLUCIÓN. Link.
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