Conciliar la crianza con el trabajo es un desafío que puede afectar tanto la mente como el cuerpo. El estudio “Parenting Stressors and Morning Cortisol in a Sample of Working Mothers”, realizado por las investigadoras Leah D. Doane, Amy R. Kremen y Clancy Blair en la Universidad de Pensilvania, analiza cómo el estrés parental y laboral impacta los niveles de cortisol al despertar en madres trabajadoras. Los resultados muestran cómo la doble carga diaria tiene un reflejo biológico desde las primeras horas de la mañana.

Diseño del estudio: madres trabajadoras y cortisol matutino
El estudio evaluó a 56 madres trabajadoras con hijos de entre 2 y 4 años y no padecer enfermedades crónicas; se excluyeron todas las embarazadas. De la muestra, el 52% trabajaba 40 horas o más por semana (promedio: 35,11 horas, SD = 9,69, rango 11–60), y la gran mayoría (94,6%) trabajaba 20 horas o más, con solo tres madres trabajando menos de 20 horas. Durante cuatro días consecutivos, dos laborables y dos de descanso, se recolectaron muestras de saliva para medir cortisol al despertar y su variación durante los primeros 30 minutos, conocida como Cortisol Awakening Response (CAR).
Se analizaron dos tipos de estrés: estrés parental, relacionado con la crianza diaria, y estrés laboral, asociado a las exigencias del trabajo. Además, se examinó cómo la combinación de ambos influía en la respuesta hormonal matutina.

Al comparar días laborales y de descanso, las investigadoras identificaron cuándo y bajo qué condiciones las madres mostraron mayor activación hormonal. Este enfoque permite entender cómo las demandas del hogar y del trabajo afectan la salud hormonal y el bienestar de las madres que cumplen múltiples roles.
Principales hallazgos
Las madres con alto estrés parental presentaron niveles más elevados de cortisol matutino en días laborales que en días de descanso. Cuando las demandas del hogar se sumaban a presiones laborales, la respuesta hormonal era aún más intensa: aumentaba el nivel inicial de cortisol y la CAR (Cortisol Awakening Response).
Estos resultados sugieren que el cuerpo se “prepara” ante los desafíos diarios mediante la activación de un sistema hormonal de alerta. Si esta activación se mantiene de forma crónica, puede generar fatiga, ansiedad y alteraciones en el sueño.
En cambio, madres con niveles bajos de estrés o con una sola fuente de presión mostraron un perfil hormonal equilibrado. La investigación demuestra que la combinación de estrés parental y laboral tiene un efecto significativo en la actividad hormonal matutina y deja una huella biológica medible.

Implicaciones y limitaciones del estudio
Este estudio aporta evidencia sobre cómo el estrés diario de madres trabajadoras influye en su salud hormonal y bienestar. Comparar días laborales y de descanso permitió mostrar cómo el contexto afecta la respuesta biológica.
Sin embargo, la muestra fue pequeña (56 participantes) y la recolección de datos limitada a cuatro días, lo que puede no reflejar la variabilidad semanal o mensual del cortisol. Factores como sueño, alimentación y consumo de cafeína no fueron controlados, y el estudio no puede confirmar causalidad directa.
Aun así, los resultados sugieren que programas de apoyo a madres trabajadoras, medidas de conciliación laboral y estrategias de autocuidado pueden reducir la carga emocional y hormonal asociada al estrés.
El estudio muestra que el estrés parental y laboral no solo se percibe emocionalmente, sino que también se refleja en los niveles de cortisol al despertar. Las mañanas, especialmente en días laborales, reflejan biológicamente las exigencias del doble rol. Promover entornos familiares y laborales más flexibles y apoyar a las madres trabajadoras no es solo bienestar emocional, sino salud integral y hormonal.
Referencia:
- Parenting stressors and morning cortisol in a sample of working mothers. Link.
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