Científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, en colaboración con la Universidad de Massachusetts, han creado lentes de contacto que permiten ver luz infrarroja e incluso distinguir colores más allá del espectro visible, todo ello sin necesidad de cirugía ni baterías. Una revolución sensorial con implicaciones para la visión humana y la tecnología del futuro. El avance ha sido publicado en la revista Cell y ha captado rápidamente la atención internacional.

¿Cómo funcionan unos lentes que ven lo invisible?
El corazón del avance son las llamadas nanopartículas de conversión ascendente. Estas pequeñas estructuras, insertadas en polímeros biocompatibles, absorben luz infrarroja (de 800 a 1600 nm) y la convierten en luz visible (de 380 a 750 nm). El resultado es una lente que traduce lo invisible al lenguaje que nuestros ojos comprenden.
Lo innovador no es solo el principio óptico, sino su integración en una lentilla que mantiene más del 90 % de transparencia. A diferencia de otros dispositivos nocturnos, estas UCLs (Upconversion Contact Lenses) funcionan sin energía externa: la conversión ocurre directamente en el material. La ingeniería detrás de esto exige una dispersión milimétrica de nanopartículas y un equilibrio perfecto entre flexibilidad, claridad y seguridad.
Primeros sujetos con resultados asombrosos
Primero fueron los ratones. Los animales portaban las lentillas que cubrían sus ojos saturados, y aun así reaccionaban a estímulos lumínicos en el espectro infrarrojo: sus pupilas se contraían y sus cerebros mostraban señales de procesamiento visual detectadas en electroencefalogramas. Luego llegó el turno de los humanos.
Tras estos resultados, se pasó a pruebas con humanos. En salas oscuras, los voluntarios pudieron detectar señales de luz infrarroja parpadeante. Al cerrar los ojos, su percepción mejoraba aún más: como no había luz visible que interfiriera, el infrarrojo se percibía con más nitidez. Esto se debe a que la luz infrarroja atraviesa mejor los párpados que la visible, reduciendo el «ruido visual» del entorno.

Color infrarrojo: la dimensión que faltaba
Uno de los desarrollos más ambiciosos fue la creación de las tUCLs (trichromatic UCLs). Estas versiones avanzadas pueden traducir diferentes longitudes de onda infrarroja en colores visibles: rojo, verde y azul. En las pruebas, los voluntarios ajustaban láseres infrarrojos para igualar tonos, como si mezclaran luces visibles.
Este sistema fue evaluado mediante pruebas de combinación de colores. Los voluntarios ajustaban la intensidad de diferentes láseres de infrarrojo (a 808, 980 y 1532 nm) hasta igualar un color dado, como si estuvieran mezclando luz visible. Los resultados fueron claros: podían generar una gama cromática infrarroja equivalente a la del espectro visible, con una fidelidad sorprendente.
Gracias a esta técnica, los usuarios pudieron ver el infrarrojo como si fuera un nuevo tipo de color, identificar patrones, leer códigos visuales e incluso reconocer letras o símbolos geométricos. Por primera vez, se amplió el espectro visual humano a un nuevo “idioma” cromático invisible.

No es magia: es óptica, química y biocompatibilidad
Todo esto es posible gracias a una integración perfecta entre óptica, química y materiales. Se utilizaron polímeros derivados del pHEMA, ya común en lentillas comerciales, pero adaptados para alojar hasta un 7 % de nanopartículas sin perder transparencia ni comodidad.
Los estudios de seguridad fueron rigurosos: ni en ratones ni en humanos se detectaron inflamaciones, daños celulares ni molestias. La biocompatibilidad, la hidratación y la flexibilidad de las lentillas fueron comparables a las convencionales, lo que allana el camino para usos prolongados.
¿Una visión aumentada para todos?
Aunque aún no están listas para el mercado, estas lentillas marcan un punto de no retorno. Hoy, solo detectan fuentes potentes de infrarrojo, como LEDs. Pero los investigadores ya trabajan en mejorar la sensibilidad y resolución. Incluso han diseñado unas gafas accesorias que enfocan mejor la imagen infrarroja hacia la lentilla, acercando cada vez más la experiencia a una visión nocturna clara y funcional.
Las posibles aplicaciones son infinitas: comunicación mediante señales invisibles, ayuda para personas con daltonismo, rescate en condiciones extremas o sistemas de navegación sin luz. Según los autores del estudio: “Nuestro trabajo confirma que la supervisión humana puede lograrse mediante nanomateriales portables”.
El futuro no solo se ve mejor: ahora, también se ve lo que antes era invisible.
Referencia:
- Near-infrared spatiotemporal color vision in humans enabled by upconversion contact lenses. Link.
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