El ingenio sobre ruedas: el día que un francés convirtió su coche en moto para escapar del Sahara

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En 1993, un aventurero francés protagonizó una historia increíble de supervivencia e ingenio mecánico. Atrapado en el desierto del Sahara con su Citroën 2CV averiado, decidió construir una especie de motocicleta con lo que le quedaba del coche. Su invento improvisado no solo lo salvó, sino que también se convirtió en una leyenda del automovilismo alternativo. 

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Una travesía que se tornó en desafío de supervivencia

Todo comenzó como una aventura más para Emile Leray. Desde la ciudad de Tan-Tan, Marruecos, emprendió un viaje hacia Zagora atravesando el Sahara Occidental. Equipado con provisiones para diez días y una completa caja de herramientas, confiaba en la resistencia de su 2CV, un modelo conocido por su simplicidad y fiabilidad.

Sin embargo, el contexto era complejo: el Sahara Occidental estaba en tensión por un frágil alto el fuego entre el Frente Polisario y el gobierno marroquí. Tras ser obligado a retroceder en un control militar, Leray decidió evitar más obstáculos conduciendo fuera de la ruta principal.

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Todo iba relativamente bien hasta que, por un descuido, el coche se estrelló contra una roca. El brazo de la suspensión delantera se partió, dejando el vehículo inservible. Cualquier otro habría optado por caminar de regreso, pero Leray no. Su espíritu autodidacta y su pasión por los desafíos lo impulsaron a crear una solución inédita en medio de uno de los entornos más hostiles del planeta.

De coche a motocicleta: once días de calor, esfuerzo e ingenio

Bajo el abrasador sol del desierto, Leray comenzó su proyecto más insólito: transformar su Citroën en una moto. Con una sierra de mano y las herramientas que llevaba, desmontó la carrocería, cortó el chasis, extrajo el tren motriz y diseñó un vehículo funcional con solo dos ruedas: una delante y otra detrás, cada una conectada al tren motriz original.

Lo que pensó que le tomaría tres días terminó extendiéndose por casi dos semanas. Durmió dentro de la carcasa del coche para protegerse del frío nocturno, racionó comida y agua, y trabajó cada día bajo temperaturas extremas de más de 40 grados centígrados. Finalmente, logró arrancar su invento: una rudimentaria motocicleta sin frenos ni escape, que escupía gases directamente a su cara.

Durante los primeros intentos, cayó varias veces, pero persistió. Al día siguiente, decidió intentarlo nuevamente y empacó lo poco que le quedaba: provisiones y una tienda improvisada. No llegó muy lejos antes de tener que acampar otra vez.

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Esa noche, soldados marroquíes encontraron su campamento. Al principio dudaron de su historia, pero al ver los restos del 2CV y su invento, comprendieron la magnitud de lo que había hecho.

De la arena a los museos: la leyenda de una hazaña mecánica

Aunque logró probar su historia, no fue recompensado con aplausos, sino con una multa abultada por circular en un vehículo no autorizado. Aun así, Leray regresó un mes más tarde para recuperar su peculiar motocicleta. Lo hizo, por supuesto, en otro Citroën 2CV.

Desde entonces, su “2CV de dos ruedas” ha sido exhibido en distintos lugares y actualmente forma parte del Midwest Dream Car Collection, un museo automotriz en Manhattan, Kansas (Estados Unidos). La historia de Leray también inspiró a otros aficionados a la mecánica y la aventura.

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Después de su odisea, Leray no se detuvo. Continuó fabricando vehículos únicos, como un «caracol anfibio», y se consolidó como una figura fascinante dentro del mundo de los inventores autodidactas.

Con el paso del tiempo, es fácil pensar que habría sido más sencillo caminar hacia la civilización. Pero hacerlo habría borrado una historia que hoy inspira a tantos por su mezcla de ingenio, resiliencia y audacia.

La historia de Emile Leray es más que una anécdota mecánica: es una lección de ingenio humano en condiciones extremas. En un mundo que a menudo subestima la creatividad individual, este aventurero francés demostró que con determinación y conocimiento, incluso lo imposible puede hacerse realidad. Hoy, su invento sobrevive como símbolo de lo que ocurre cuando el ingenio se encuentra con la necesidad.

Referencia:

  • This Feisty Frenchman Turned His 2CV into a Two-Wheeler to Escape the Sahara. Link.

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Denis Carrillo

Sobre mi, me gusta la música pop/rock, aprender idiomas, y andar en bicicleta. Me gusta leer y escribir sobre temas de la cultura asiática.

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