En Melbourne, Australia, un pez dorado llamado George se ha convertido en símbolo de resiliencia y dedicación veterinaria. Luego de someterse a una compleja cirugía ocular en el Hospital Veterinario Lort Smith, el pequeño paciente volvió a su estanque en perfectas condiciones. Su singular historia revela el compromiso humano detrás del cuidado animal, sin importar el tamaño o especie del paciente.

Un procedimiento delicado para una vida diminuta
George, que tiene alrededor de 10 años, sufría una condición llamada “ojo saltón”, frecuente en peces dorados, con multiples causas posibles, que, en su caso, evolucionó hasta requerir una intervención quirúrgica. A pesar del tratamiento con antibióticos, su ojo izquierdo continuó inflamándose, generando malestar y afectando su calidad de vida. Ante esta situación, el equipo de Lort Smith optó por una cirugía poco común pero necesaria.
El Dr. Tristan Rich, veterinario especialista en animales exóticos, lideró el procedimiento. Durante la operación, George —que pesa apenas 24 gramos— fue anestesiado y se mantuvo fuera del agua por casi 20 minutos, una maniobra técnica y de alto riesgo. Gracias a la precisión del equipo y al monitoreo especializado, la extracción ocular fue exitosa.
La recuperación de George fue rápida. Pocas horas después de la cirugía, mostró signos de adaptación y pudo regresar a su hogar acuático. Más allá de lo clínico, su caso demuestra hasta qué punto la medicina veterinaria ha evolucionado y cómo incluso los animales más pequeños pueden beneficiarse de procedimientos avanzados cuando cuentan con profesionales comprometidos.

Lort Smith: cuidado veterinario con propósito y compasión
El Hospital Veterinario Lort Smith es una institución sin fines de lucro que atiende más de 37.000 consultas anuales. Aunque su enfoque principal son perros y gatos, el equipo también brinda atención especializada a animales menos convencionales: aves, conejos, hurones, e incluso serpientes. La cirugía de George es solo un ejemplo del alcance y compromiso de su labor.
El director ejecutivo del hospital, David Herman, subraya la importancia del apoyo comunitario. Al no contar con financiación gubernamental, la institución depende de donaciones para seguir ofreciendo tratamientos como el de George. Esta relación entre la comunidad y el hospital refuerza una verdad esencial: el vínculo entre humanos y animales no conoce límites ni etiquetas.

George no es solo un pez dorado recuperado. Es el reflejo de lo que ocurre cuando la ciencia, la empatía y el compromiso genuino se conjugan. Su historia inspira, sensibiliza y recuerda que la vida, incluso en su forma más pequeña, merece atención, respeto y todo el esfuerzo necesario para preservarla.
Referencia:
- The goldfish surgery. How it happened! Link.
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