Una nueva investigación demuestra que asistir a conciertos con regularidad no solo eleva el estado de ánimo, sino que también podría añadir casi una década a tu vida. Más que entretenimiento, la música en vivo se perfila como una herramienta poderosa para mejorar la salud mental y emocional.
Los conciertos como la medicina

La música siempre ha sido una compañera emocional, pero ahora la ciencia confirma que su poder va mucho más allá del disfrute auditivo. Un estudio realizado por el experto en ciencias del comportamiento Patrick Fagan, profesor asociado de la Universidad Goldsmith, en colaboración con O2, reveló que tan solo 20 minutos en un concierto pueden aumentar el bienestar subjetivo en un 21 %. Esto incluye mejoras del 25 % en la autoestima, 25 % en la sensación de conexión social y un asombroso 75 % en la estimulación mental.
Para llegar a estos datos, se realizaron pruebas psicométricas y monitoreos de frecuencia cardíaca en diversas actividades relacionadas con el bienestar, como el yoga, los paseos con perros y la asistencia a conciertos. De todas, la experiencia de la música en vivo fue la que produjo los efectos más intensos y positivos en los participantes.
Pero esto no es solo una mejora pasajera. Según Fagan, si esta experiencia se repite con regularidad —por ejemplo, una vez cada quince días—, los beneficios acumulativos pueden ser tan significativos que se traducen en una esperanza de vida aumentada en hasta nueve años. La conexión entre un alto nivel de bienestar y la longevidad ya ha sido respaldada por otros estudios académicos, y este trabajo añade evidencia sólida a esa relación.
Un impulso directo a la felicidad, la salud mental y la vida social
La investigación también destaca un componente clave: la experiencia compartida. Más del 67 % de los británicos encuestados afirmaron que asistir a conciertos en vivo los hace sentir más felices que simplemente escuchar música en casa. Esto sugiere que el factor social —ver y escuchar música en grupo, cantar, bailar y emocionarse colectivamente— es esencial para maximizar los beneficios de esta actividad.
No se trata únicamente de oír a una banda; se trata de vivir un momento, de liberar dopamina, de reforzar vínculos sociales y de escapar temporalmente del estrés cotidiano. La participación activa en estos entornos propicia una conexión emocional profunda tanto con la música como con los demás, generando un estado de plenitud que impacta directamente en la salud mental.
Fagan enfatiza que asistir a conciertos con regularidad es una de las mejores formas de cultivar un estado de ánimo positivo sostenido. Aquellos que reportaron ir a conciertos una vez cada dos semanas obtuvieron puntuaciones perfectas (10/10) en indicadores como felicidad, productividad, autoestima y satisfacción personal. No es coincidencia: la música en vivo es, literalmente, una inyección periódica de bienestar.
Vivir experiencias, no solo escucharlas

La directora de marketing de O2, Nina Bibby, celebró estos hallazgos y recordó que la música en vivo no es un lujo, sino una necesidad para muchos.
“Todos sabemos lo bien que se siente ver a tu banda o artista favorito en directo, pero ahora tenemos la prueba”, dijo.
Desde su perspectiva, las entradas para conciertos deberían considerarse más como una inversión en salud mental que como un simple pasatiempo.
Esto también es un llamado de atención para quienes buscan mejorar su bienestar exclusivamente con soluciones rápidas o individuales, como la música grabada en casa. Aunque útil, esta forma de consumo no alcanza el mismo nivel de impacto que la vivencia presencial y compartida de la música.
La investigación de Fagan es clara: para disfrutar de una mejora real y sostenida del bienestar, es crucial salir, conectar y sumergirse en la atmósfera de un concierto real. En otras palabras, el ritual social de la música es lo que marca la diferencia.
Ir a conciertos no es solo un placer ocasional, sino una decisión inteligente para cuidar la salud emocional y prolongar la vida. Con beneficios que van desde una mayor autoestima hasta una esperanza de vida más larga, asistir a música en vivo cada quince días podría ser uno de los secretos mejor guardados para el bienestar integral. La ciencia ya lo respalda; ahora es cuestión de hacerle espacio en la agenda.
Referencia:
Virgen Media O2/Science says gig-going can help you live longer and increases wellbeing. Link
COMPARTE ESTE ARTICULO EN TUS REDES FAVORITAS:
Relacionado
Descubre más desde Cerebro Digital
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
