Beneficios de la siesta: la ciencia confirma que 30 minutos mejoran la memoria y el estado de ánimo

Beneficios de la siesta: la ciencia confirma que 30 minutos mejoran la memoria y el estado de ánimo


Tomar una siesta a mitad del día no es un lujo, sino una estrategia científica para recuperar energía y mejorar el rendimiento mental. Un estudio realizado por Ruth Leong y colegas del Centre for Sleep and Cognition de la National University of Singapore analizó cómo distintas duraciones de siesta, de 10, 30 y 60 minutos, afectan la memoria, el estado de ánimo, la atención y la somnolencia.

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El poder de una siesta bien medida

Los investigadores evaluaron los efectos de tres duraciones de siesta (10, 30 y 60 minutos) frente a un periodo de vigilia. Tras una noche de sueño corto, 32 adultos jóvenes pasaron por cada condición en orden aleatorio, con monitoreo mediante polisomnografía. Se midieron variables como memoria, estado de ánimo, velocidad de procesamiento y niveles de somnolencia en distintos momentos después del despertar.

Los resultados fueron claros: todas las siestas, sin importar su duración, elevaron el estado de ánimo y redujeron la sensación de cansancio hasta cuatro horas después. Sin embargo, solo las siestas de 30 minutos mejoraron la capacidad de codificar nuevos recuerdos, es decir, de incorporar información reciente. Las de 10 minutos ofrecieron un impulso rápido de energía, mientras que las de 60 provocaron una breve “inercia del sueño”, que desapareció en media hora.

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Más claridad mental y un mejor equilibrio diario

Los hallazgos confirman que las siestas breves pueden ser una herramienta eficaz para cuidar el bienestar emocional y mental, sin alterar la rutina diaria. Dormir entre 10 y 60 minutos ayuda a mantener alerta y con una disposición positiva durante la tarde, incluso varias horas después del despertar. Aunque no se observaron mejoras significativas en la velocidad de procesamiento ni en la vigilancia sostenida, el beneficio general en ánimo y descanso fue evidente.

El estudio también mostró que estos efectos no dependen de la estructura interna del sueño, lo que significa que incluso una siesta ligera puede ser beneficiosa. En otras palabras, no hace falta dormir profundamente para notar resultados: basta con un breve descanso que permita al cerebro reiniciar su nivel de energía.

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Los participantes completaron cuatro condiciones: sin siesta, siesta de 10, 30 o 60 minutos. Antes de la siesta se realizaron pruebas de somnolencia, atención y estado de ánimo. Tras la siesta, se evaluó la inercia del sueño y el rendimiento a los 5, 30, 60 y 240 minutos. La codificación de imágenes se hizo 90 minutos después de despertar, y la recuperación de memoria 210 minutos después.)

No existe una “siesta ganadora” universal, pero la ciencia sugiere que 30 minutos ofrecen el equilibrio perfecto entre practicidad y beneficio. Ese corto lapso mejora la memoria, renueva el ánimo y combate la somnolencia sin provocar letargo. En un mundo acelerado, una pausa consciente de media hora puede ser la forma más sencilla —y eficaz— de reiniciar cuerpo y mente.

Referencia:

  • Influence of mid-afternoon nap duration and sleep parameters on memory encoding, mood, processing speed, and vigilance. Link.

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Erick Sumoza

Soy un escritor de ciencia y tecnología que navega entre datos y descubrimientos, siempre en busca de la verdad oculta en el universo.

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