Un joven neerlandés de 17 años se convirtió en protagonista de un desconcertante caso médico tras despertar de una cirugía de rodilla hablando una lengua extranjera, sin poder hablar su idioma natal. En su lugar, se comunicaba fluidamente en inglés, una lengua que solo usaba en la escuela.
El diagnóstico: síndrome de lengua extranjera, un fenómeno neurológico extremadamente raro que plantea más preguntas que respuestas sobre el funcionamiento del lenguaje en el cerebro.
El caso clínico único

Todo comenzó en 2022, con una lesión común: un adolescente neerlandés sufrió una lesión en la rodilla mientras jugaba fútbol. Fue ingresado para una operación quirúrgica que transcurrió sin complicaciones. Sin embargo, al despertar de la anestesia, el joven sorprendió al equipo médico: hablaba exclusivamente en inglés y creía estar en Estados Unidos. Lo más alarmante era que no podía comprender ni comunicarse en neerlandés, su lengua materna.
Este comportamiento fue interpretado inicialmente como un episodio de delirio de emergencia, una respuesta confusional transitoria que puede surgir durante la recuperación de la anestesia. Pero cuando las horas pasaron y el paciente seguía sin emitir una sola palabra en neerlandés, el personal decidió solicitar una evaluación psiquiátrica. No reconocía a sus padres y su desconexión con la realidad era evidente.
El equipo de salud mental encontró a un joven tranquilo, colaborador, capaz de mantener una conversación coherente en inglés con acento holandés. Poco a poco comenzó a decir algunas palabras en neerlandés, aunque con gran esfuerzo. Fue entonces cuando los médicos consideraron el diagnóstico de un trastorno poco documentado: el síndrome de lengua extranjera.
¿Qué es el síndrome de lengua extranjera y por qué este caso es tan raro?

El síndrome de lengua extranjera (SLE) es una condición extremadamente inusual en la que una persona comienza a hablar espontáneamente en un idioma que no es su lengua materna. A diferencia del más conocido síndrome del acento extranjero —en el que el habla suena con un acento diferente sin que se adopte un nuevo idioma—, el SLE implica una sustitución completa del idioma original por uno aprendido de forma secundaria.
Hasta la fecha, solo se han documentado nueve casos similares en la literatura médica, lo que convierte este incidente en una rareza clínica. La mayoría de los pacientes que desarrollaron este síndrome eran hombres blancos que habían aprendido una segunda lengua, pero no eran bilingües desde la infancia. En este contexto, el caso del adolescente neerlandés se distingue no solo por su juventud, sino también por la total pérdida temporal de su idioma materno tras una cirugía sin antecedentes neurológicos o psiquiátricos previos.
Un dato curioso: aunque el paciente no reconocía a sus padres, mantenía intacta su capacidad de razonar, responder preguntas y socializar, siempre en inglés. Dieciocho horas después, comenzó a entender nuevamente el neerlandés, aunque aún le costaba expresarse en él. No fue hasta la visita de algunos amigos al día siguiente cuando, de manera espontánea y repentina, volvió a hablar su idioma original con normalidad.
Dado que no se encontraron anomalías neurológicas y la recuperación fue completa, los médicos decidieron no someterlo a pruebas adicionales como electroencefalogramas o escáneres cerebrales. Tres días después de la operación, el adolescente fue dado de alta sin secuelas.
Lo que este caso nos dice sobre el cerebro, el lenguaje y la identidad

El caso plantea interrogantes fascinantes sobre cómo el cerebro organiza y accede a los idiomas. Aunque el inglés era una lengua secundaria para el adolescente, se convirtió —al menos por un breve periodo— en la única disponible. Esto sugiere que los centros del lenguaje en el cerebro pueden sufrir una reorganización temporal, incluso en ausencia de lesiones físicas detectables.
Los autores del informe clínico consideran que se trata de uno de los primeros casos formalmente documentados de este tipo en adolescentes. También observaron que en ocho casos similares, los pacientes no solo hablaban con un nuevo acento, sino que reemplazaban completamente su idioma nativo, como ocurrió en este caso.
Un elemento importante es que no hubo necesidad de intervención médica específica. No se administraron medicamentos ni terapias lingüísticas. La recuperación fue espontánea y completa, lo que añade aún más misterio al fenómeno. Esto indica que ciertos procesos cerebrales relacionados con el lenguaje pueden “reiniciarse” o “desbloquearse” sin intervención externa, posiblemente mediante estímulos emocionales como la presencia de amigos cercanos.
Este episodio de síndrome de lengua extranjera también subraya la importancia de abordar estos casos con cautela y sin suposiciones precipitadas. Aunque podría parecer un comportamiento extraño o fingido, los síntomas del síndrome de lengua extranjera son reales y responden a mecanismos neurológicos aún no del todo comprendidos.
El caso de este chico pone de manifiesto la complejidad del cerebro humano y su capacidad para reorganizarse incluso sin daños evidentes. El síndrome de lengua extranjera sigue siendo un misterio clínico, pero casos como este enriquecen la literatura médica y abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo se codifican los idiomas en la mente.
Referencia:
- Journal of Medical Case Reports/Lost in another language: a case report. Link
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