El estrés es muy común en la vida moderna. Sus efectos negativos pueden afectar tanto la salud física como la emocional. Por eso, se buscan estrategias naturales que lo moderen. Una de estas opciones son los abrazos, pueden actuar como una forma muy eficiente de contacto social para disminuir la respuesta fisiológica del estrés, especialmente en las mujeres.

Implicaciones y diferencias entre géneros

Aún se encuentran interrogantes en los estudios sobre las diferencias de género en la respuesta al contacto social. Se dice que posiblemente las mujeres sean más sensibles al contacto físico cercano como forma de apoyo emocional, lo que activa el mecanismos de los neuroendocrinos que son los reguladores del estrés.

Por el contrario, los hombres pueden necesitar diferentes formas de apoyo social, como las conversaciones con amigos, hacer deporte o la cooperación activa, para poder experimentar un efecto parecido. Esto resalta la complejidad de la regulación emocional y lo importante de considerar las características individuales a la hora de diseñar intervenciones contra el estrés.

Ya está demostrado que los abrazos son una de las mejores alternativas y más accesibles, sin causar efectos secundarios ni emocionales, lo que promueve la salud mental y el bienestar cotidiano.

El estrés y la importancia del contacto social

En la actualidad, el estrés crónico se ha convertido en un problema de salud pública. Cuando el cuerpo percibe una amenaza, activa el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, liberando cortisol, la hormona del estrés. Si este proceso se repite constantemente, provoca alteraciones en el sueño, el metabolismo y el estado de ánimo.

El contacto social se ha propuesto como un factor amortiguador frente al estrés. Estudios sobre los masajes han demostrado que este tipo de contacto físico puede reducir la activación tanto endocrina como simpática. Sin embargo, no todas las formas de contacto han sido evaluadas con igual profundidad. 

Entre ellas, el abrazo se destaca como un gesto universal y cotidiano que simboliza apoyo y cercanía emocional. Su papel, aunque intuitivamente positivo, ha comenzado a recibir atención científica sólo en los últimos años.

Comprender cómo un simple acto de afecto puede modular la respuesta biológica al estrés podría abrir nuevas vías para intervenciones no farmacológicas y fácilmente accesibles para mejorar el bienestar.

El abrazo como amortiguador del estrés

Estudios recientes han analizado el impacto que puede crear un abrazo breve entre parejas románticas o amistades antes de inducir estrés mediante la Prueba de Presión en Frío Evaluada Socialmente. Los resultados revelaron que las mujeres que abrazaron a su pareja presentaron liberación menor de cortisol comparadas con aquellas personas que no realizaron este contacto previo.

Este hallazgo sugiere que el abrazo puede servir como un mecanismo protector natural ante situaciones sociales estresantes, como entrevistas laborales o exámenes. La respuesta fisiológica se moduló de manera significativa sin necesidad de intervenciones externas. 

Como dato curioso, no se han encontrado alteraciones en la activación del sistema nervioso simpático ni en las percepciones subjetivas sobre el afecto, lo que refuerza la teoría de que el resultado principal ocurre a nivel endocrino.

En los hombres, en cambio, el efecto amortiguador no fue evidente, lo que podría estar relacionado con diferencias hormonales o con factores culturales en la expresión del afecto físico.

El abrazo, más que un gesto afectivo, puede actuar como un remedio biológico contra el estrés. En las mujeres, parece reducir la respuesta del cortisol, ayudando al organismo a enfrentar mejor los desafíos diarios. Fomentar el contacto humano genuino es, por tanto, una estrategia simple para fortalecer nuestra resiliencia emocional.

Referencia: 

• PLOS one/Romantic partner embraces reduce cortisol release after acute stress induction in women but not in men. Link